noviembre 22, 2024

Madre belemita clama por ayuda para sus hijos con necesidades especiales

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Daniel, Marianela y Walde sentados en la sala de la casa que alquilan

Marianela Cascante tiene dos hijos: Wilde, de 23 años, y Daniel, de 18. Ambos tienen un retraso intelectual, problemas de conducta y psiquiátricos. Ninguno de los dos habla; además, el mayor padece de epilepsia. El cuidado de ambos le impide a ella conseguir trabajo, por lo que solo subsiste con la pensión del régimen no contributivo y la ayuda de organizaciones como Cáritas.

Ella ha debido luchar para darles a Daniel y Wilde la calidad de vida que todo ser humano merece. Desde el proceso para aceptar la condición de sus hijos, hasta el sufrimiento cuando alguna de sus enfermedades empeora o el dinero no alcanza para pagar las necesidades básicas, la vida de esta familia no ha sido fácil.  

La cruda realidad es que existen personas en el mundo que rechazan, humillan y maltratan a quienes tienen una discapacidad. Al respecto, Marianela nos dice: “Hay gente que no los tolera, yo he aprendido que cada cabeza es un mundo, pero si Dios mandara un chiquito especial a cada familia y lo aceptaran y lo amaran, nosotros cambiaríamos la mentalidad, porque el mundo de ellos es amor. Ellos no ven maldad en nada ni en nadie”.

Ellos no tienen prejuicios, por ejemplo, Marianela nos contó que, caminando por Santa Ana, un día se le acercó un muchacho tomado y Wilde lo abrazó, cuando trató de soltarlo para que no lo incomodara, el joven le dijo “señora, por favor, déjelo, a mí nadie me abraza”.  

Otro día, un indigente la siguió cuando salía del Hospital de Niños. En el momento en que se iba a montar al bus, se acercó para ayudarla, y mientras le bajaban lágrimas, le confesó: “Vea señora, ¿usted vio que yo la vengo siguiendo desde el hospital? Yo la veo a usted y pienso que ojalá algún día yo cambie, porque vea cómo yo desperdicio mi vida, y usted vea a sus angelitos cómo los anda”.  

Para Marianela, esas experiencias le hacen entender el valor de sus hijos en la sociedad.

¿Qué consejo le daría a una mamá que sabe que su hijo viene con problemas de este tipo?

Cuando le hicimos esta pregunta a Marianela, ella nos dijo “Ninguna mamá está prepara para tener hijos especiales. A mí me costó 4 años aceptar la situación de él. Un borracho o un drogadicto se busca la enfermedad, ellos no. Uno tiene que buscar ayuda para aceptar la situación”.

En este sentido, nos explicó que, en su experiencia, las escuelitas especiales han sido de gran ayuda, porque le enseñaron que, aunque no hablen, ellos entienden y pueden hacer caso.

Daniel y Walde descansando en el sillón

Su sueño

Marianela anhela su casa propia, porque piensa que cuando no esté, al menos sus hijos tendrán donde vivir y no faltará quién los cuide a cambio de un techo. Antes, alquilaba en la urbanización El Futuro, y cuando solicitó ayuda, en ese momento, se la denegaron porque vivía en Alajuela. “Es injusto porque lo que me separaba del cantón era una calle”, nos comentó, “mi vida estaba en Belén”; sin embargo, esa calle era suficiente para que en ese momento sus hijos no recibieran apoyo de la Municipalidad. Por ese motivo, se fue a vivir a La Amistad, gracias a lo cual ahora sus hijos reciben mejor atención.

La situación es difícil y el alquiler es muy caro. “En los tugurios el precio es económico, pero es demasiado peligroso”, nos dijo Marianela. Si bien tiene el bono de vivienda, las posibilidades de comprar un lote son muy lejanas. Sobre todo, si se toma en cuenta que, como debe acudir a varias citas médicas de fisiatría, odontología, psiquiatría y neurología, sería terrible alejarse del cantón, donde sus hijos ya reciben un seguimiento.

En este momento, el sueño de Marianela es tener un lote propio en Belén para construir su casa con el bono de vivienda. Si desea colaborar con ella puede contactarla al teléfono 8524-8189.

 

Isabel Hernández

isabel.hernandez@periodicoelguacho.com

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