junio 22, 2025

Teresa Zumbado Delgado: los recuerdos de una niña sobre la participación de su madre, Elvira Delgado, en el conflicto de 1948

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Teresa Zumbado Delgado siempre se preocupó por la integridad de su madre durante el conflicto de 1948. Cortesía de Estudio Fotográfico Rembrandt.

Teresa Zumbado Delgado siempre se preocupó por la integridad de su madre durante el conflicto de 1948. Cortesía de Estudio Fotográfico Rembrandt.

Equipo Proyecto Memorias de Belén en el 48

redaccion@periodicobelemita.com 

Teresa Zumbado Delgado fue vecina de San Antonio de Belén, donde vivió gran parte de su vida, a un costado de la iglesia del pueblo. Madre, abuela y bisabuela de una numerosa familia. Sus vivencias sobre el 48 giran en torno a su madre, Elvira Delgado Calderón, quien fue simpatizante de Liberación Nacional.

En aquella época, Teresa era una niña, pero tenía muy claros los sentimientos que se vivían entonces, decía que no se podía salir a la calle ni siquiera para ir a misa. Su familia nuclear era 100% liberacionista. Su hermano, Humberto Zumbado Delgado, fue combatiente y estuvo en La Penca y en varias zonas del país, así como otros familiares.

Teresa sufrió mucho con los toques de queda, ya que sus hermanos, primos y tíos debían esconderse en el cielo raso de las casas. En la vivienda solo quedaban las mujeres, mientras los hombres permanecían ocultos. En algunas ocasiones, incluso tuvieron que refugiarse en los cafetales de la comunidad.

Actividades cotidianas como comprar arroz y azúcar en tiempos de conflicto se volvieron un problema, pues solo se vendían cantidades limitadas de productos básicos. La iglesia permanecía cerrada por temor, un hecho que Teresa recordaba con claridad.

El papel de Elvira Delgado Calderón

Teresa Zumbado vivió el conflicto del 48 muy de cerca debido al papel que desempeñaba su madre, Elvira Delgado Calderón. Teresa, preocupada por su seguridad, observaba cómo el nivel de pasión política de doña Elvira era tal que, según recordaba, no le gustaba que la llamaran por su segundo apellido, «Calderón», pues coincidía con el del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, adversario político de la época.

Elvira era una liberacionista apasionada. Según Teresa, su madre solía frecuentar La Asunción, un lugar donde había muchos liberacionistas. Allí, le entregaban mensajes políticos escritos en papel, y ella se encargaba de distribuirlos. Para evitar que los descubrieran, los escondía en la trenza de su cabello.

En aquella época, no todas las casas contaban con radio ni todos tenían acceso a periódicos, por lo que la labor de informante de Elvira resultaba vital para el bando liberacionista. La preocupación de Teresa por la seguridad de su madre llevó a su hermano, Augusto Zumbado Delgado, conocido como «Coco», a convertirse en su acompañante.

El constante movimiento de Elvira llamó la atención de la policía. En varias ocasiones, oficiales llegaron a la puerta de su casa. Sin embargo, doña Elvira manejaba la situación con destreza: les ofrecía fresco de limón endulzado con dulce, aguadulce o café, y los invitaba a pasar, disipando cualquier sospecha.

Teresa recordaba que una vez le causó mucha impresión. Elvira venía llegando de La Gruta y llegó un guarda, se le paró al frente para controlar lo que traía. Le decía a Elvira: ¡Diay doña Elvira! Por qué no me regalás un poquito de agua. Doña Elvira le daba agua con dulce. Uno sabía por dónde iba. La tenían muy fichada, mencionaba Teresa. 

Cuando explotó una bomba cerca del puente del ferrocarril, Juan Durán, uno de los jefes políticos de la época, lo primero que hizo fue ir a la casa de doña Elvira para verificar si estaba implicada en el atentado. Teresa recordaba el miedo que sintió cuando escuchó la explosión y los oficiales sospecharon de su madre. Elvira salió, les dijo que ella no había salido de la casa ese día. Eso tranquilizó al jefe quien le pidió un poco de agua dulce. Elvira accedió y le dio también un poco de pan.

Durante los siguientes días, los oficiales continuaron rondando la vivienda de doña Elvira, ella salía disimulada y el guarda se volvía a ir para el lugar, hasta que finalmente las sospechas se disiparon.

Para ese entonces, el esposo y uno de los cuñados fueron reclutados por la policía para que fueran a remover los escombros que dejó el percance. Según relató, algunos oficiales se comportaban bien, mientras que otros eran más altaneros.

Además, relataba que el oficialismo paró un carro de ganado lleno de boñiga donde metieron a todos los señores. Decía que había que quedarse en silencio sin reclamar porque sino lo mandaban a la cárcel. 

Teresa recordaba un episodio que les perturbó mucho. Cuando vivían en la casa de tierra, como esta tenía una tablilla por debajo, alguien frecuentemente sacaba caca del servicio de hueco y las echaba en esa parte. Al levantarse, Elvira decía: “¡Qué es esto! ¡Qué es esta desgracia que solo a mí me hacen daño!”. Entonces, había que limpiar constantemente, recordaba Teresa. Esto lo hacían para intimidar a la mamá y que dejara de distribuir mensajes. 

Fotografía de Elvira Delgado Calderón, madre de Teresa Zumbado Delgado.
Fotografía de Elvira Delgado Calderón, madre de Teresa Zumbado Delgado.

La muerte de Juan Durán

En ese período ocurrieron varios conflictos paralelos a la Guerra de 1948. Teresa presenció uno de ellos: el enfrentamiento entre el hacendado liberacionista Guillermo Flores y Juan Durán, jefe político. Flores reclamaba que el bando oficialista (denominado caldero-comunista) solía llegar a robarle las cosechas de la hacienda. La disputa culminó con la muerte de Durán a un costado de la plaza de San Antonio, frente a la Casa Pastoral Monseñor Monestel.

Para Teresa fue muy impresionante. Mencionaba que ese día llegaban por grupos al centro donde había una fiesta en honor a la Virgen de Lourdes y un partido con la plaza llena. Cerca había una cantina, en eso el jefe político le dijo a un ayudante: ¡Mirá! Cerrá las cantinas porque hoy va a pasar algo, el otro le dijo que no había problema porque estaban selladas, sin licor. Cuando vimos, continuó Teresa, que llegó Guillermo Flores con todos los peones y dieron vueltas por el centro. 

En un momento se topó Flores con Durán y se armó una balacera. Cuando se oyó eso el partido se suspendió y la gente corría. Teresa estaba embarazada del primero de sus hijos y corrió hacia la casa, pero le costaba porque la línea era más alta. Al frente de la oficina parroquial, el señor Juan Duran cogió una estaca de leña para quitarse el tiro y ahí lo dejaron, lo mataron. Después todo se terminó. Nadie volvió a saber nada, todo el mundo se fue para la casa. En la noche solo andaba la guardia patrullando.

Ese suceso dio origen al mito de “La maldición de las cuatro esquinas», según el cual se cobraría la vida de cuatro personas, una en cada esquina de la plaza.

Teresa Zumbado Delgado no se involucró directamente en la política, pero vivió de primera mano el conflicto de 1948 debido a la participación activa de su madre, Elvira Delgado Calderón.

*El proyecto Memorias de Belén en el 48 cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura y del Programa Puntos de Cultura.

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