noviembre 24, 2024

La vida y la poesía en “Alegría de cardumen, tragedia de tsunami”

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Portada del poemario. Foto cortesía de William Guzmán Sánchez.

Portada del poemario. Foto cortesía de William Guzmán Sánchez.

La vida y la poesía son una y dos a la vez. La una es reflejo indisoluble de la otra. Escudriñar en los límites o alcances de una o la otra, es vana aventura. La vida es el gran horizonte de la poesía, pero sin ésta, aquel horizonte os parecerá casi insondable.

La vida y la poesía han caminado por campos floridos, por campos de cultivo, pero también por campos de guerra. Se han elevado por los aires; también han recorrido ríos y mares. Conocen de profundidades y de ausencias; de hambre y de miseria. La vida, sin saberlo, la han traslocado en muerte y destrucción. La han vestido de economía, de poder y dominación; de usurpación. Vestida de colosales bestias metálicas ha arrasado bosques y con ruido ensordecedor de balas viajeras ha extinguido para siempre cientos de especies. 

Aun así, ensombrecidas de total absurdo se las ha elevado hasta la ingravidez, más allá de los límites de nuestra atmósfera, en búsqueda de nuevos mundos, en busca de vida. Sí, aunque parezca insensato e irrisorio, de vida, de la misma que destruimos todos los días de mil maneras acá, en ese punto de luz de azul pálido suspendido en la vastedad de la arena cósmica del espacio sin límites, observado como tal por la Voyager 1 cuando se alejaba de los límites del sistema solar el 14 de febrero de 1990, a una distancia de 6 mil millones de km de nuestro planeta.

La vida y la poesía van de la mano, susurrándose al oído los misterios, tirándose entre ellas las cuerdas de su existencia misma, como queriendo adivinarse una de la otra. Deambulan por cavernas de silencios, han dialogado eternidades y no alcanzamos a escuchar sus escondidos secretos y tenues voces, aun cuando a gritos demandan el silencio de las guerras, de las injusticias, de la contaminación, del exterminio de especies y de la explotación e irrespeto por nuestros animales domesticados desde siglos atrás.

Cansadas de los largos viajes por tiempos sin memoria y abismos de silencio, decidieron susurrar, hablar, no ya con el respeto y la timidez, sino con la fuerza volcánica y sus ecos rebotaron en todo el orbe y sacudieron vientos y mares y precipitaron entre estruendos de lluvias y rayos, al hombre la palabra como pesada lámina metálica aplastante y arrasó conciencias e indiferencias. Pero, aun así, solo algunos pocos la escucharon y la usaron como espada de luz que iluminó la oscuridad e incendió en lo alto el arco iris y con papel y lápiz inmortalizaron poemas que de rodar mundo no han parado, junto a otros más, muchos más, sin fin que vendrán, pues sepa usted, que la poesía es el camino más corto entre la conciencia y la humildad, entre la verdad y la mentira, entre el rezo y la acción.

Nuestro querido amigo Dr. Danilo Pérez Zumbado, de acusado oído y sensibilidad exquisita, privilegiado de la palabra escrita y oral, nos has regalado con humildad y sabiduría, a galope de conciencia plena su segundo poemario: “Alegría de cardumen, tragedia de tsunami”. Un libro de poemas estremecedores de principio a fin, sobre una realidad tan aplastante, pero a la que, por desgracia y para desgracia de todos, de los de abajo y de arriba, los de aquí y los de más allá, pareciera se la mira con desatención y absurda indiferencia.

Invito muy respetuosamente a todos los belemitas, jóvenes y viejos, a adquirir (y de paso apoyar el crecimiento de nuestro acervo cultural), leer y disfrutar, una excelente obra, elaborada con pensamiento, conocimiento y una acuciosa y fina sensibilidad sobre la realidad de nuestro mundo que a todos nos atañe y compromete.

Solo tenemos un planeta y en él vivimos, pero lo hemos avasallado. Hemos destruido bosques, barrido para siempre de la faz de la tierra cientos de especies; contaminado ríos y mares; explotado hasta el límite a especies animales, todo por dinero y poder. Una economía de producción desaforada y absolutista, rapaz e insaciable solo nos puede conducir irremediablemente al fin de todo y de todos, porque no fuimos capaces de leer más poesía, de alentar a los poetas, de rezar menos y de pensar más.

Es por todo ello que, el poemario del poeta Danilo Pérez Zumbado, “Alegría de cardumen, tragedia de tsunami”, todos debemos de leer, pues el mismo se levanta como pesado gigante de la realidad pero a su vez con la liviandad justa para elevarse a los cielos y mostrarnos como solo los poetas saben hacerlo las realidades aplastantes que pasamos de lado. El poemario es un llamado a la conciencia; una ventana para pensar y meditar sobre la actual realidad del planeta y de nuestra responsabilidad en su cuidado y preservación y nuestra imperativa e impostergable obligación de asegurar la convivencia con todas las especies que hoy pueblan nuestro planeta y con las cuales convivimos en una gigantesca y mágica simbiosis de vida y de poesía, en este medio divino como lo llamó alguna vez el teólogo, filósofo y científico Teilhard de Chardin.

*El autor es Ing. Agr. MBA. Pensionado.

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