Julieta Arroyo González y las damas que sirvieron a la niñez belemita por más de 20 años
Desde la década de 1960 y hasta 1991, un grupo de mujeres integraron la Junta Directiva del CEN en San Antonio, esta es su historia.
Redacción El Guacho
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En 1963, un grupo de damas belemitas formó la primera Junta Directiva del entonces recién creado Centro de Educación y Nutrición (CEN), de San Antonio.
Desde entonces, aquellas mujeres integraron la Junta durante más de 20 años de manera ininterrumpida. Fueron dos décadas de arduas labores. No se apartaron de este trabajo sino hasta 1991.
Durante todo este tiempo, ellas le entregaron lo mejor de sus vidas, juventud y tiempo a la niñez de nuestro cantón. Nunca existió un sueldo de por medio, nunca una dieta. Fueron un ejemplo excepcional de entrega y amor a la comunidad.
Esta es la historia de Margarita Mora, Aurora Fallas, Amelia Zamora, María Elena Murillo y Francisca Villalobos de Arrieta, primeras integrantes de aquella Junta Directiva. Su relato está a cargo de Julieta Arroyo González.
Doña Julieta no formó parte de la primera Junta del CEN, ella se integró posteriormente. En la mesa de su casa, en La Asunción, reposa el acta de la primera reunión a la que asistió en su calidad de secretaria. La fecha marcada en papel amarillento dice 1 de octubre de 1966.
Al igual que las damas fundadoras, doña Julieta también trabajó de manera incansable durante más de 20 años. La diferencia es que ella entró al CEN muy joven, con apenas 18 años. Aseguró que le entregó a la niñez de este cantón su juventud.
Doña Julieta Arroyo González nació el 12 de abril 1945. Es la mayor de 12 hermanos y hermanas. Su padre fue Ernesto Arroyo Hernández, oriundo de San Rafael de Alajuela. Su madre se llamó María Ruth González Zumbado, originaria de San Antonio. Desde aproximadamente 1956, vive en La Asunción.
“Fuimos maestras, fuimos mamás, hicimos muchos sacrificios familiares, pero fue satisfactorio. Fui maestra, aunque no tenga título. A veces voy a Belén y me saluda gente que quizás en su niñez fue al CEN y eso es muy especial”, confesó.
Doña Julieta relató que en aquel tiempo atendían entre 30 a 40 niños desde los 4 hasta los 6 años, en su mayoría provenientes de los barrios cercanos al centro de Belén, como San Vicente, donde existía escasez de recursos, “en aquel entonces, había más pobreza y carencia de trabajo, solo se laboraba en el campo”, lamentó.
El CEN se ubicó en la llamada Unidad Sanitaria (el equivalente a los actuales Ebais), que fue inaugurada en nuestro cantón en la administración del expresidente Daniel Oduber. A los niños se les recibía a las 8:00 a.m. y se les daba almuerzo, después de las 12:00 m.d., los recogían sus padres. Estos servicios eran gratis.
El CEN funcionaba gracias a los aportes económicos del Ministerio de Salud, aunque no eran muchos, y de la Municipalidad, la cual principalmente pagaba la luz. Estas damas también organizaban ventas de cachivaches para obtener recursos adicionales.
“Hubo tiempos muy difíciles. Muchas veces fuimos a pelear a la Muni para que nos ayudaran a pagar el recibo de la luz, que eran como ¢300. Cuando hacíamos ventas de cachivaches, nosotras mismas comprábamos las cosas, el pueblo era muy pobre”, relató.
Doña Julieta recordó que este grupo de damas se caracterizaba por la excelencia en las labores, tanto así que en varias ocasiones fueron reconocidas por el Ministerio de Salud, en detalle alabó el trabajo de la tesorera, Rosita Zumbado, y de la secretaria.
Toda una generación
“El CEN es muy importante, porque es una ayuda que se le da a las familias de bajos recursos económicos, aquí se educaron los niños, se les enseñó a comer y, especialmente, en nuestro tiempo, se aprovechó esta contribución porque éramos un país muy carente”, insistió.
Doña Julieta destacó que gracias al trabajo de más de 20 años, se le dio a toda una generación de belemitas, nacidos de 1960 en adelante, educación y alimentación, hoy muchos son ciudadanos agradecidos.
Y es que trabajar en un CEN en aquel tiempo, de 1960 a 1980, no era jugando, aquella comunidad no es la que hoy conocemos, “había mucha gente humilde y honorable, no andaban pidiendo ni nada, pero uno si sabía de las necesidades, para nosotros fue satisfactorio ayudar a tanta gente”, contó Julieta.
Confesó que no fue por gusto que estas señoras se quedaron más de 20 años en la Junta del CEN, ya que en muchas ocasiones convocaron a asambleas para escoger nuevas directivas, pero muy pocos vecinos se interesaron en participar, “muchas veces nos quisimos retirar”, puntualizó.
Recordó que el cierre de ese ciclo de más de dos décadas fue algo traumático y hasta doloroso, ya que, prácticamente, les hicieron renunciar en medio de acusaciones de beligerancia política, debido a que habían pintado una franja del corredor de verde y blanco, colores del Partido Liberación Nacional.
Doña Julieta aclaró que muchas de las mujeres involucradas en la Junta del CEN eran afines a esa organización política; sin embargo, el trabajo lo realizaron sin preferencias partidarias y nunca usaron el centro como trampolín político.
“Había una gente que ya no quería que estuviéramos en el CEN, nos invitaron a una reunión, hicieron un comité y me ofrecieron quedarme, pero decliné la oferta porque no podía traicionar la amistad del grupo con el que trabajé durante tantos años”, aseveró.
El núcleo que se mantuvo durante 23 años en la Junta del CEN fue: María Elena Murillo, Soledad Monge, Francisca Villalobos de Arrieta, Julieta Arroyo, Rosita Zumbado, Dubelia Arroyo, Aracelly Alfaro y Eulodia Arroyo
Lamentó que cuando salieron de la organización no hubo despedidas, ni agradecimientos, más bien, salieron por la puerta de atrás.