abril 25, 2024

 

Por: Yendry Delgado Aguilar*

 

Respeto ante todo, porque cada acción tendrá inevitablemente una consecuencia, regla básica de la vida.Consternados hemos visto en medios de comunicación en los últimos días la destrucción de lo que llamamos el pulmón de este planeta: el Amazonas. 

Es muy lamentable que no seamos capaces como especie de ser conscientes del terrible daño que nos aguarda para dentro de unos pocos años. La ambición, las ansias desmedidas de poder dejan ver en lo humano esos monstruos capaces de destruir su entorno y por ende provocar su propia destrucción. Se nos ha nublado el sentido común, ciegos de poder nos hemos montado en un pedestal del cual será muy dura la caída, hemos perdido el norte y las consecuencias vendrán. 

Suena tal vez muy fatalista, pero con solo ver las imágenes: los pueblos indígenas, la flora y la fauna desplazados por el fuego, ese desequilibrio doloroso, dibujaba en las caras de  las personas que tenía cerca en esos momentos una mueca de profunda angustia.

Lo decía un líder indígena en uno de los tantos videos que circulan en las redes sociales: “Los pueblos indígenas del mundo son el 5% de la población mundial, pero son los que protegen el 82% de la biodiversidad del mundo.Dicen que es mucha tierra para poco indio, pero son pocos indios protegiendo la vida para que todo el mundo entero sobreviva”. 

Eso me erizó la piel, escuchar tanta verdad en un sola frase con todas las emociones de las que era posible expresar en una situación de tanta frustración.  Una vez una amiga española me decía: “solo lo vamos a llegar a entender cuando quede únicamente el dinero y ahí seremos conscientes de que el dinero no se puede beber ni comer”

Solo entendiendo que cada forma, cada manifestación de la vida es igual de valiosa es que podremos despertar esa sensibilidad, mientras sigamos pensándonos como seres superiores no seremos aptos para la convivencia real en armonía con todo este gran ser que es nuestro planeta, somos parte de este todo.  El planeta se auto regula y en este momento estamos siendo el cáncer, es terrible.

Ante tanta impotencia, me devuelve un poco la esperanza, escuchar a señoras mayores hablar de que están con sus nietos haciendo “ecobloques”, ver a mi papá afanado separando los desechos para cuando pase el camión del reciclaje, ver en el supermercado que ya casi no dan bolsas plásticas, andar en mi bolso bolsas de tela siempre, así como las pajillas de bambú y este fin de semana la anunciada “Jornada comunitaria de reforestación en Belén”, que coordina la Municipalidad, la Asoc. Belén Sostenible y Raíces. 

Las pequeñas acciones que dependan de nosotros, hacer algo en nuestro universo cercano con respeto por todo forma de vida, es lo que nos queda al fin y al cabo.

*Vecina de San Antonio, Consultora Flores Bach código CST-2019-0709Y 

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