Los peligros y construcción del puente sobre el Río Quebrada
Por E. Danilo Pérez Zumbado.
En la edición de Mayo 2019, El Guacho informó los atrasos en la construcción del puente sobre el Quebrada Seca en San Isidro. Los mismos se achacaban a la carencia de los materiales idóneos debido a la descoordinación entre el MOPT y la administración municipal. Algunos vecinos expresaron que, dada la inactividad, parte del trabajo realizado desde el inicio de la construcción, se perdió ante la arremetida de las primeras llenas del río. La planeación y falta de materiales denota la ineficiente coordinación entre el Poder central y la administración municipal. Errores que deja al descubierto la imprevisión de la obra frente a las conocidas avalanchas del río que, en el pasado, implicaron evidente peligro para la vida y bienes de muchos belemitas. La situación ha implicado también gastos extraordinarios para las arcas municipales a pesar de ser esta una obra de responsabilidad del Poder Ejecutivo y, en lo específico, un impacto negativo para vecinos que han perdido ingresos sea por cierre de negocios o dificultades en el acceso de la clientela. Sin embargo, esa suma es insignificante frente a la millonaria pérdida que constituye el congestionamiento vehicular para miles de costarricenses que, a diario, utilizan esa vía por razones de trabajo, estudio, traslado, etc.
En fecha reciente reiniciaron las obras. Hoy se mira la colocación de seis vigas pero, incluso, a los ojos de legos, es posible que la construcción definitiva habrá de tardar todavía varios meses más, justo durante la temporada invernal más riesgosa del año. De la mera observación de los cambios operados en el cauce del río en la zona se desprende una preocupante duda, externada por varias personas. El tramo del río que corre, desde antes, del puente aledaño a Lubricantes Belén hasta el puente en construcción, señala una dirección sur directa y relativamente embalada. Y a escasos cincuenta metros del nuevo puente, el río gira abruptamente hacia el oeste, de manera que la pared frontal correspondiente quedará, sin lugar a dudas, expuesta a las crecidas en los momentos más violentos de la estación lluviosa. ¿Se habrá considerado alguna previsión al respecto? La pregunta no está de demás dadas las gravosas inundaciones de tan inocente quebrada en el pasado.
Lo anterior nos lleva a un tema delicado. En El Guacho de agosto 2018, el ambientalista Paul Chaverri Gould afirmó refiriéndose al peligro del Río Quebrada para Belén: “Yo no hablaría de riesgos, se trata de una amenaza directa.” A pesar de lo anterior, las autoridades locales se han dedicado a aplicar medidas insuficientes: drenaje del cauce, aumento de las márgenes y ampliación de puentes, acciones que Chaverri tacha de “parches temporales”. Mientras tanto, en la parte intermedia de la cuenca (Heredia, Flores) y en el territorio directo de Belén se siguen haciendo mega-construcciones (condominios, zonas residenciales e industriales, centros operativos de empresas transnacionales), cuya agua llovida se depositará inexorablemente en el cauce del Río Quebrada, aumentando paulatinamente el peligro para miles de belemitas. ¿Qué implica este accionar político-administrativo? ¿Complacencia, ignorancia o concordancia con dichos intereses? Ante esto la ciudadanía debe asumir una posición crítica y responsable. Podemos estar seguros que, escasos meses antes de las elecciones municipales, el alcalde Horacio Alvarado tocará bombos y platillos en la inauguración del nuevo puente sobre el Río Quebrada. ¿Seremos tan ingenuos como para olvidar las irresponsabilidades administrativas y pérdidas monetarias ocurridas durante la construcción de dicho puente? Frente a estas realidades, ¿Cuál será la decisión de los ciudadanos en el próximo proceso electoral del municipio? ¿Seguiremos apostando por la ineptitud de la actual alcaldía?