marzo 28, 2024
Manual era el nombre del pintor.

Manual era el nombre del pintor.

María Samantha Arce Murillo*

Manuel era un pintor que hacía pinturas para vender, la mayoría eran de un árbol al que él siempre iba a relajarse y a contemplar sus maravillas.

Un día, las ventas bajaron, así que decidió irse a otro pueblo. Lo último que hizo fue ir donde el árbol, para desahogarse con él. Lo que Manuel no sabía era que, en el árbol, vivía un hada que admiraba sus pinturas. 

Ella, al oír las palabras del pintor, se puso muy triste, así que se le ocurrió una idea. En la noche, el hada no durmió, para hacerle un pincel mágico. Ella dejó el pincel cerca del árbol. Manuel lo encontró y lo probó. Él pintó una maseta, sin imaginar que, cuando terminara, la maseta saltaría de la hoja y se convertiría en una maseta de verdad.

Manuel quedó impresionado, lo volvió a probar y comprobó que no era su imaginación; sin embargo, decidió dejarlo ahí, pensando que era de alguien más. Al día siguiente, el pincel seguía ahí. Entonces, pensó que era un regalo de los dioses, lo tomó y comenzó a vender todo lo que pintaba. Todos quedaron impresionados y le empezaron a comprar todo. 

Un día, un vendedor llegó a ese pueblo y, al oír sobre ese pincel, fue donde el pintor y le pidió que le enseñara. Cuando lo vio funcionar, quedó impresionado y le preguntó por el precio de pincel. “No está a la venta”, le respondió Manuel. 

Entonces, el vendedor le arrebató el pincel y dibujó una cuerda para amarrar al pintor; pero como era tan mal dibujante, del papel salió una serpiente que lo picó y lo tuvieron que llevar al hospital.

El pintor, al ver que el pincel podía ser peligroso, decidió enterrarlo cerca del árbol y volver a vender sus pinturas.

*Estudiante de Escritura Creativa de El Guapinol, 11 años.

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