abril 25, 2024
Foto con fines ilustrativos.

Foto con fines ilustrativos.

*Yendry Delgado Aguilar 

¡Pues no! Para bien o para mal, nada está bajo nuestro control. Existe siempre un grado de incertidumbre en nuestro diario vivir. En la comunidad hemos tenido, recientemente, casos de personas que dejan este plano de manera repentina, estando buenas y sanas. De repente: ¡Hasta luego, nos vemos al rato! Cuando nos toque a nosotros despegarnos de este plano también, ese día fijo va a llegar para todos.

Pero claro, como es algo que desconocemos nos asusta. Existen los que tienen fe en algo más trascendental, los que dudan  y los que definitivamente no creen que haya “algo más allá”.  En cierta medida a la gran mayoría nos da cierto “sustillo” pensar en eso.  Es un tema tabú hablar de la muerte abiertamente; sin embargo, eso lo dejaremos para otra comunicación más adelante. Dejémoslo solo como el ejemplo de lo repentino.

De momento centrémonos en nuestra necesidad de estar en control, puede que nos  pase mucho con los seres queridos, nuestros afectos más cercanos, quisiéramos que no les pasara nada “malo” nunca. Pero esa es una perspectiva egoísta de nuestra parte, ya que aquello, de lo que nosotros queremos librar al otro, es tal vez la lección de vida más grande que necesite esa persona para crecer. Sí, muchas veces las lecciones que nos generan mayor dolor, son las más valiosas, las que cada uno necesita para ir avanzando en su propio proceso personal.

Encomendar a Lo Alto a nuestros seres queridos es lo más poderoso que podemos hacer y pedir (si así se desea) que esa o esas personas tengan siempre lo suficiente, lo que necesitan para crecer en todas las áreas de su vida, y desde ese silencio deseoso de bienestar, llenarnos de confianza de que todo aquello que pase es siempre para bien.  En la vida, hay momentos de gran dicha y plenitud y también tragos amargos. Todos lo hemos experimentado, la clave está en estar lo mejor preparados para cuando vengan esos torbellinos que nos dejan aturdidos. Eso se logra haciendo espacios de silencio interior todos los días, ya sea mediante prácticas como la oración, la meditación, respiración consciente, el yoga, el deporte, el arte, el contacto con la naturaleza. Es importante descubrir con qué se logra conectar espiritualmente, para que cuando vengan esos momentos de caos poder estar preparados y no perder el equilibrio y afrontar con entereza lo que se nos quiere enseñar.

Así las cosas, nada está bajo nuestro control, pero podemos desarrollar esa confianza de aceptar que lo que nos trae la Vida, es necesario para nuestra trascendencia.

*La autora es consultora en Flores de Bach Código CST-2018-07097

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