marzo 28, 2024

Esta navidad debería ser, para todos los que vivimos la angustia y aislamiento de la crisis, una oportunidad para reflexionar el tipo de sociedad y relaciones humanas que deberían integrar el nuevo tejido social.

  1. Danilo Pérez Zumbado.

El 2020 será un año inusual y amargo (esperemos un mejor 2021). Tuvimos que obviar celebraciones nacionales (cívicas, religiosas, culturales), dolidos por los infectados y víctimas del virus, preocupados por el deterioro de la economía, las escaramuzas sociales y las insensateces de los políticos de turno.  Ante tal desazón, unos, como avestruces metidos en la arena, niegan la existencia de la crisis sanitaria; algunos sacan ganancias electoreras y arrecian contra las conquistas sociales; otros encienden velas por el inminente fin del mundo y los pocos apelan a la creatividad, para sobrevivir o proponer alternativas que nos saquen de la marejada. Estamos en una situación altamente vulnerable: esperamos una vacuna salvadora mientras la economía hace aguas, en particular, por la dificultad de activar iniciativas públicas y privadas, y el empobrecimiento de sectores medios y el agravamiento de los más pobres.

Los grupos neo-conservadores quieran dar el golpe de gracia al estado benefactor nacido de las luchas socio-políticas de los años cuarenta del siglo pasado. Están convencidos que esta compleja situación sólo se resolverá con la disminución e inutilización de las instituciones estatales y el fortalecimiento del mercado como polo hegemónico para solventar las secuelas de la crisis. Así entonces, el mercado (institución relevante en las sociedades), asumiría un estatus omnipotente y sustituiría funciones fundamentales del Estado. Vender el patrimonio estatal, trasladar la educación, atención médica y administración de las pensiones a la empresa privada serían parte de esta nueva racionalidad que promete el paraíso mercantil. Resulta curioso que, mientras azuzan estas banderas, no pongan atención a la profunda crisis de dos naciones símbolos del neoconservadurismo: Chile que lucha por quitarse de encima la constitución de Pinochet y Perú cuyo desmadre político-social revela la pelea inmisericorde entre distintos sectores del capital en pos de la riqueza nacional.

En Costa Rica, empero, las desnutridas fuerzas sociales, debilitadas por sectores del gobierno y la rejunta derechista del PLUSC y el fundamentalismo cristiano, desde el arranque de la administración Alvarado, no cesan en su intento de desacelerar la puja neoconservadora  y balancear las medidas para solventar la crisis. Las mesas de diálogo del gobierno y la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular son un esfuerzo en tal dirección.

La crisis del coronavirus ha desatado, sin embargo,  valiosas reflexiones y cuestionamientos en torno al ser humano, la naturaleza, la sociedad, el estado, la iniciativa privada, etc. Para algunos expertos esta aguda crisis no puede desconectarse del saqueo bucanero de los recursos naturales ni del cambio climático, entre otras siniestras tendencias del capitalismo moderno. La interrogante de si el ser humano puede sobrevivir  en un mundo de tal catadura, da pie a formular novedosas propuestas de organización, producción y relacionamiento humano que subrayan la imperiosa vinculación sustentable con la naturaleza y la producción de bienes y servicios en función de las necesidades básicas y no de las preferencias artificiales, como contraparte al afán de lucro y el consumismo que caracteriza a la sociedad capitalista. Son necesarias y urgentes maneras de comunicación y sensibilidad entre los seres humanos que prioricen la política como vocación ética, la sustentabilidad ambiental y la justicia, solidaridad, derechos humanos (en sus distintas generaciones) como vectores del bien común.  

Esta navidad debería ser, para todos los que vivimos la angustia y aislamiento de la crisis, una oportunidad para reflexionar el tipo de sociedad y relaciones humanas que deberían integrar el nuevo tejido social. Habrá que superar las celebraciones aparentes, protocolarias y lujosas para fortalecer renovadas sensibilidades de justicia y solidaridad en pos de una sociedad más humana y respetuosa de la naturaleza. Reciban con esperanza una Feliz navidad y Año Nuevo.

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