Las aguas subterráneas requieren de nuestro cuido
Redacción El Guacho
redaccion@periodicoelguacho.com
Los resultados arrojados por el estudio sobre la situación de la recarga de aguas subterráneas en el Valle Central, deben ser tomados con toda la seriedad que amerita por las instituciones y los tomadores de decisión, para garantizar el acceso al agua potable para las presentes y futuras generaciones.
Es claro el mensaje del señor Roberto Ramírez Chavarría, personero de la Dirección de Investigación y Gestión Hídrica del SENARA, en señalar el cuidado que debe tenerse sobre la extracción de agua de los acuíferos y la importancia de implementar mejores prácticas que eviten la contaminación de los acuíferos.
Actualmente, en Belén, se desconoce cuál es el balance hídrico que se tiene y si las actuales condiciones tienen capacidad para abastecer de agua potable a una población que va en crecimiento. Ante ello, cabe traer a la palestra si es conveniente, para la sostenibilidad de nuestro territorio, la aprobación de nuevos complejos habitacionales, industriales y de servicios que pretenden construirse en las pocas áreas verdes que aún subsisten en el cantón.
Enhorabuena, el Concejo Municipal, tomando la recomendación del SENARA para que los gobiernos locales se involucren en la gestión del recurso hídrico, aprobó la realización del Plan de Gestión Integral del Recurso Hídrico. Esto en aras de asegurar un manejo adecuado y garantizar el acceso a dicho recurso.
Cabe destacar que, con esto, el cantón podrá saber con claridad la cantidad de agua que dispone y así mejorar las políticas de ordenamiento del territorio que implementa actualmente.
Es falso, desde el punto de vista de la sostenibilidad y el desarrollo regenerativo, argumentar que con la realización de este Plan se perjudicaría el progreso del cantón, tal como algunas representaciones mencionaron en el pleno del Concejo Municipal. Más bien, esto como comunidad debe ser visto como un nuevo avance que forjará el desarrollo del cantón.
Ojalá que lo que se pregone como “buen vivir” no se quede en un slogan de campaña política, sino que permee y se implemente en las realidades locales.