abril 25, 2024

Gerardo “Tatú” Rodríguez: Guardavidas de Ojo de Agua

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Gerardo “Tatú” Rodríguez frente a la catarata del parque acuático Ojo de Agua, donde ha sido guardavidas durante más de treinta años. Foto cortesía.

Gerardo “Tatú” Rodríguez frente a la catarata del parque acuático Ojo de Agua, donde ha sido guardavidas durante más de treinta años. Foto cortesía.

Gerardo Antonio Rodríguez Quesada, de 61 años, es un personaje bien conocido por aquellas personas que alguna vez hayan visitado el balneario Ojo de Agua. Se le conoce mejor como “Tatú”. Ha sido el encargado de la seguridad acuática de este parque durante más de treinta años.

Él es vecino de Calle La Labor, aunque en realidad es oriundo de Guadalupe de Goicoechea. Posteriormente, vivió un tiempo en Moravia y en otros rincones del país, como Guápiles y San Carlos. Sin embargo, desde hace 42 años llegó a Belén, cantón que ha sido su hogar desde entonces.

“Me gusta conocer, siempre he sido un aventurero”, se describe a sí mismo. Desde  pequeño, dejó su casa, no en malos términos, para explorar el país. 

A los 8 años de edad aprendió a patinar en cuatro ruedas en un salón de patines ubicado en Moravia. A sus 12 años visitó Limón y el dinero que tenía solo le alcanzaba para comer, pero prefirió hacer cinco horas de fila para entrar a un salón de patines de esa localidad. Al entrar, deslumbró por su talento. Espirales y patinar hacia atrás le valieron una serie de aplausos y que el dueño lo contratara.

Don Gerardo aprendió a nadar “desde carajillo” con el emblemático Alfredo Cruz Bolaños, en la academia de natación que tenía en Montes de Oca. Según nos contó, él y su hermano Pedro se colaban en las filas de los estudiantes de don Alfredo. “Entrenábamos con toda la ‘crema y nata’ del Saint Francis y el Lincoln, con nuestros calzoncillos olimpo”.

Realizó cursos de salvamento acuático y primeros auxilios con la Cruz Roja y con Juan de la Rosa Murillo, otro icónico personaje belemita. “Juan de la Rosa fue uno de mis mejores amigos. Fue mi mentor, mi amigo y mi hermano”, expresó.

Su hermano, Pedro Rodríguez, empezó a trabajar en seguridad acuática en Ojo de Agua, y don Gerardo llegó como sustituto de su hermano. 

“El primer trabajo del guardavidas es la prevención. Usted como guardavidas debe implantarse, sonar el pito y llamar la atención cuando hay una situación de riesgo. No hay que esperar a que los accidentes pasen. ¿Qué es preferible, prevenir o sacar a alguien de la piscina?”, cuestionó Rodríguez.

Tatú comenta que siempre ha sido muy inquieto, por lo que le gusta ir a otros lugares a trabajar también. Actualmente, labora como guardavidas en un centro de recreación ubicado en Alajuela. En el pasado también ha trabajado en playas como Sámara, Nosara, Malpaís, Flamingo y Junquillal.

“En Ojo de Agua será mi cierre final”, expresó. Don Gerardo quiere pensionarse ahí. Él agradece a Alicia Garita y sus hijos Yirliana y Carlos, quienes son los administradores del balneario, por el apoyo que le han brindado.

“Lo más bonito de ser guardavidas es que cada vez que sacás a alguien, tenés un sentimiento de orgullo y de felicidad. Te hace sentir bien”, manifestó.

Tatú le tiene mucho cariño al balneario y sus visitantes a él. Por su larga experiencia y dedicación a la seguridad acuática en Belén, don Gerardo es nuestro personaje del mes.

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