Anticonceptivo oral de emergencia ya se vende en Belén
Ulises Araya Chaves
ulises.araya@periodicoelguacho.com
Luego de un prolongado debate a nivel social e institucional, el Ministerio de Salud por fin autorizó la venta libre del anticonceptivo oral de emergencia, popularmente conocido también como la “pastilla del día después».
La píldora se comercializa en Costa Rica desde el pasado 18 de junio y Belén no es la excepción. El Guacho realizó un rápido monitoreo de las principales farmacias del cantón y pudo comprobar que en al menos dos de ellas ya el producto se encuentra disponible. Se trata de la Farmacia Vargas de La Ribera y la Farmacia San Antonio.
La pastilla en sí, tiene la función de evitar el inicio del embarazo, al impedir o retrasar la ovulación. El producto de momento se distribuye bajo la marca comercial de Posterga y el valor sugerido de venta es de ₡18.000, cantidad que puede variar de farmacia a farmacia, dado que en Costa Rica no existen topes ni regulaciones a los precios de medicamentos.
La Dra. Caligara de la Farmacia San Antonio comentó que tienen la pastilla Posterga a la venta desde el 17 de junio pasado; sin embargo, solo se ha vendido una caja, en la misma semana que salió a la venta.
¿Cómo y cuándo consumir el producto?
Consultada por El Guacho, la doctora Jazmín Chaves González, de la Farmacia Vargas de La Ribera indicó que “es conveniente en primer lugar que la consumidora haya tenido ya su primer ciclo menstrual; además, no debe ser alérgica a ninguno de los componentes de la pastilla» señaló.
En segundo término, debe tomarse la precaución de consumir una sola pastilla por cada ciclo menstrual, debido a que su efecto se ve disminuido al ingerir más de una dosis por mes, agregó Chaves.
Es importante, además, tomarla durante las 72 horas después de haber tenido la relación sexual, debido a que su efecto después de este plazo, puede verse disminuido. La doctora Chaves señaló que el momento ideal para tomarla es a las 12 horas después de la relación.
Finalmente, agregó que es importante tomar en cuenta que si la paciente se encuentra en periodo de lactancia, no va a existir ningún riesgo para el bebé; sin embargo, la madre debe esperar aproximadamente 8 horas para poder amamantarlo.
Oposición de la Iglesia a la venta de la pastilla
La Iglesia Católica, mediante la Conferencia Episcopal, no se tomó nada bien la noticia de la venta, y mediante un comunicado se posicionaron de forma negativa ante lo que catalogan como “un atentado contra la vida de los más vulnerables, los no nacidos».
Si bien el comunicado de la Conferencia Episcopal no menciona los nombres de los científicos que citan, afirman que varios han considerado que la pastilla impide la implantación del cigoto en el endometrio, lo que califican como “efecto anti-implantatorio o aborto preimplantatorio».
Finalmente, señalaron que estas iniciativas son parte de lo que ellos denominan «cultura de la muerte’’ y que continuarán oponiéndose a ella.
Pastilla no es abortiva y forma parte de los derechos de las mujeres
Desde el Instituto Nacional de las Mujeres, por el contrario, señalaron que el producto es meramente un anticonceptivo, como lo es también el preservativo o el dispositivo DIU.
«El anticonceptivo oral de emergencia impide a la mujer quedar embarazada, porque actúa sobre la ovulación, evitándola o retrasándola. Esto significa que la anticoncepción de emergencia no puede interrumpir un embarazo concebido. El uso de la anticoncepción de urgencia no tiene ninguna contraindicación médica ni tampoco ningún límite de edad’’ afirmaron en el INAMU.
Además, en el INAMU hicieron un llamado a respetar los derechos de las mujeres, señalando incluso lo ya estipulado por la Organización Mundial de la Salud.
Según la OMS, que es la autoridad directiva en materia de salud a nivel mundial, “todas las mujeres y niñas que corran el riesgo de un embarazo no deseado tienen derecho a la anticoncepción de urgencia. Estos métodos deberían integrarse sistemáticamente en todos los programas nacionales de planificación familiar. Es más, la anticoncepción de urgencia debería integrarse en los servicios de salud que se prestan a las poblaciones con mayor riesgo de relaciones sexuales sin protección, incluida la atención posterior a una agresión sexual y los servicios dirigidos a mujeres y niñas que viven en entornos de emergencia o de ayuda humanitaria».