noviembre 23, 2024
Mario Araya durante un partido de voleibol en Zarcero en julio de 1977. Foto: Cortesía de su familia.

Mario Araya durante un partido de voleibol en Zarcero en julio de 1977. Foto: Cortesía de su familia.

“Muy estricto y muy cariñoso”, lo describen su hija Ana María y su hijo Daniel. También lo recuerdan como una persona alegre, altruista y de valores familiares. Mario Araya González dejó un legado en Belén. Esta nota es un homenaje póstumo a quien alcanzó glorias deportivas con el cantón y fue líder en la comunidad.

Mario Araya fue un deportista y entrenador de voleibol belemita. Nació el 7 de enero de 1949. Junto con su esposa Marjorie “Yuri” Castro formó una familia de cuatro hijos: Mario, Abraham, Daniel y Ana María.

Quizá por lo que más se recuerda a Mario es por haber sido el entrenador del equipo femenino de voleibol en los primeros Juegos Deportivos Nacionales y por haber formado parte del comité que impulsó la fundación del Polideportivo de Belén.

Trayectoria en voleibol

Antes de la década de los ochenta no existía ninguna cancha de voleibol en Belén. En San Antonio, se organizaban partidos informales en Ojo de Agua, la plaza y también en las calles de lastre a los costados este y oeste del templo católico. Ahí es donde Araya tuvo sus inicios como jugador.

En 1975 iniciaron las gestiones para crear un torneo deportivo multidisciplinario a nivel país, que dio como resultado la primera edición de los Juegos Deportivos Nacionales (JDN) en 1976, disputados en Palmares.

En aquel tiempo, Araya era jugador en el equipo masculino de voleibol, dirigente del equipo femenino, presidente del Comité Cantonal de Deportes y Recreación (CCDR) y representante ante la comisión organizadora de los Juegos Deportivos.

Las voleibolistas salieron campeonas en esta y en la siguiente edición bajo el mando de Araya. Fue una gesta deportiva. Belén fue líder en el medallero para la primera edición de los Juegos Deportivos Nacionales, sin infraestructura y sin fondos. Los uniformes de eran de color azul y marcaban el número con ‘masking-tape’, cuenta Marjorie.

El recibimiento fue entusiasta. “Ahí, ahí, ahí está Belén”, gritaban en las calles. Las personas celebraban sobre camiones y abrían los hidrantes. El cantón se convirtió en la cuna del deporte.

“Fueron muchísimas las medallas y títulos que ganó, pero el impacto va más allá de eso. Aquí es donde entra la perseverancia y la disciplina”, expresó muy emotiva su hija Ana. 

“Papi, más que un entrenador, fue un amigo. Su figura era de guía, de soporte y de compañero para un montón de gente. Cuando uno habla con alguna de sus muchachas, el cariño es enorme”, complementa su hijo Daniel.

Creación del Polideportivo

Araya siempre creyó en el crecimiento del deporte en Belén. Tras esfuerzos, lograron que la Municipalidad donara el terreno donde hoy están las canchas públicas. Pero había ciertos inconvenientes en la época lluviosa y porque además, las disciplinas se iban diversificando y la población aumentaba.

A finales de 1981 se inician las negociaciones para la creación de un polideportivo. Se creó la Comisión de Instalaciones Deportivas, donde Araya era el tesorero. En este grupo, conformado por aproximadamente 10 personas, trabajaron ‘hombro a hombro’ junto con la comunidad belemita para impulsar el proyecto.

Finalmente, la Municipalidad compró el terreno donde hoy se instala el Polideportivo de Belén. 

Servicio a la comunidad y más allá del deporte

Mario Araya fue parte de la Fundación ‘Chumi’, iniciativa que surgió en 2018 para recaudar fondos dirigidos a Cuidados Paliativos Belén. Con su apoyo y el de su familia, Cuidados Paliativos tuvo la oportunidad de atender a una mayor cantidad de pacientes en los años posteriores.

Tras su pensión, se fueron a vivir a Santa Cruz de Guanacaste. Allá también ayudó desinteresadamente en todo lo que se necesitaba, recuerda su familia.

“Tenemos a los muchachos y muchachas con más ganas de triunfar en este país y en donde el amor por nuestro pueblo se lleva en el corazón”, declaró Mario Araya en una entrevista con Juan Carlos Murillo en 2020.

Esta es la memoria histórica de Mario Araya, belemita desde pequeño y hasta su fallecimiento, el 12 de agosto de 2021. Su familia se siente orgullosa de la huella que dejó sobre tantas personas, con su carisma y ganas de ayudar.

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