Urge reactivar la vida social de Belén
Por Ulises Araya Chaves, Vecino de San Antonio
El tema es trillado, pero lo seguirá siendo hasta que no se resuelva, nos referimos a uno de los señalamientos que más escuchamos cuando se le pregunta a algún vecino por los defectos que nuestro querido cantón tiene, ante la interrogante casi siempre se destaca ‘’la falta de espacios de socialización en el cantón’’.
Es ya casi un cliché el decir que ‘’en Belén no hay espacios’’, y quienes lo dicen no se equivocan. Poco a poco nuestro cantón se va quedando sin los lugares donde antes era común el encontrar numerosos grupos de jóvenes -y no tan jóvenes- charlando amenamente sobre fútbol, religión, filosofía, política, viajes, chismes o lo que fuera, el punto es que veíamos mucha gente, hoy usted sale en la noche y puede que antes de toparse un vecino lo más probable es que vea un fantasma.
No podríamos achacar a esta situación un solo culpable, sería ingenuo pensar en un solo factor, ya que como en todo fenómeno social, esto se da por una multicausalidad donde convergen desde aspectos relacionados con cambios en los patrones culturales de la sociedad, hasta las políticas de desarrollo de nuestro cantón.
Dejar este artículo en la quejadera habitual y no proponer nada (mañita del tico promedio) sería irresponsable, es por eso que me gustaría compartir tres ideas simples que podrían contribuir en remediar la situación y que, además, se derivan de múltiples experiencias, propias y ajenas, de hechos que suceden en Belén.
- No cerrar los parques y demás espacios públicos: ¿A cuántos jóvenes no les ha pasado que al salir a buscar algún sitio para charlar, se han encontrado con la sorpresa de encontrar los parques y demás espacios públicos cerrados? Quienes defienden esta medida, lo justifican en la mayoría de casos bajo el argumento de la ‘’seguridad’’, aduciendo que si dejan los parques abiertos, llegarán los ‘’mariguanillos’’ a fumar por las noches. Similar excusa fue usada en su momento para cerrar las canchas públicas de San Antonio, impidiendo desde ese momento a un sinnúmero de personas el practicar deporte en ese sitio tan gustado. Dicha decisión no puede ser tildada de otra manera que no sea de conservadora. En hora buena, que el Comité Cantonal de la Persona Joven se propone revertir esta medida para reabrir las canchas públicas al uso de todos. Los espacios públicos, sean parques o canchas, existen para hacer uso de ellos. Hay que dejar de lado los argumentos conservadores para justificar el daño que se le hace a la juventud cerrando los pocos espacios de socialización y deporte que se mantienen ociosos en los barrios, y en todo caso, no podemos permitir que se apliquen medidas en donde terminarán pagando ‘’justos por pecadores’’.
- Combatir la inseguridad con precaución y no con represión: Abundan las experiencias de grupos de jóvenes, que estando en algún espacio abierto de la comunidad (dígase riveras de los ríos, bosques urbanos, o los ya mencionados parques públicos), han sido expulsados de los mismos por la policía, tanto la municipal como la fuerza pública. Esto, además de ser un atropello contra el derecho constitucional de libre circulación (Artículo 22 de la Constitución Política), constituye una nefasta criminalización a la juventud por el solo hecho de estar reunidos en grupo. El imaginario conservador tiende a pensar que solo por ser jóvenes y estar reunidos de noche, automáticamente se trata de una especie de “chapulines”. Si queremos superar esto, es urgente sensibilizar a nuestra policía a la hora de lidiar con situaciones donde el conflicto, en la mayoría de ocasiones no nace del grupo de jóvenes.
- Incentivar y apoyar en sus proyectos de las organizaciones comunales: Si ya es difícil que las personas se involucren a trabajar en las organizaciones comunales, es doblemente difícil el mantener el entusiasmo de los que ya están, cuando muchas veces la propia administración municipal pone trabas al desarrollo de actividades y proyectos. El exceso de trámites burocráticos y “las zancadillas” no hacen otra cosa que desincentivar a quienes dan el paso a participar en los grupos organizados del cantón. La administración municipal no le debe tener miedo al surgimiento y empoderamiento de las organizaciones comunales, por el contrario, debe apoyar con recursos humanos y -si se puede financieros- el surgimiento de más grupos y el reforzamiento de los actuales. En última instancia, son estos quienes promueven el desarrollo humano, cultural y deportivo del cantón con sus proyectos planteados desde la realidad belemita.
“No solo de cemento vive el hombre”, debemos desechar esa idea de que desarrollo es igual a edificios con locales sin alquilar. Abramos los espacios públicos, dejemos de perseguir y estigmatizar a la poca juventud que aún se atreve a reunirse por las noches y apoyemos las iniciativas de los grupos organizados, tal vez así podamos inyectar vida a nuestra adormecida y considerada tristemente por algunos, moribunda comunidad.