Reflexión general: elecciones municipales Belén, febrero 2020
Por. Danilo Pérez Zumbado*
Varios analistas políticos subrayaron tendencias en las elecciones de febrero del 2020: alto abstencionismo, decrecimiento del partido Liberación Nacional y ascenso de fuerzas locales. Por ejemplo, el abstencionismo cedió sólo dos puntos (de 64.6% en 2016 a 62.19% en 2020), Liberación pasó de controlar 50 a 41 alcaldías y aumentó el número de alcaldías en manos de partidos cantonales, como es el caso novedoso de Nandayure, Santa Cruz y Nicoya.
En Belén, el abstencionismo llegó a un 58%, apenas dos puntos por debajo del 2016. Sucedió, también, un debilitamiento de L.N. y Unión Belemita superó las metas de años anteriores. Estas tres fuerzas fueron las protagonistas de la elección. Los otros partidos no alcanzaron los mínimos requeridos para asumir representación en el Concejo Municipal.
El PUSC fue ganador principalmente en el plano electoral. Horacio Alvarado, después de catorce años en el poder, mantuvo el control de buena parte del aparato municipal: la alcaldía más dos regidores. Sufrió una disminución aproximada de 283 votos en la alcaldía que no puso en peligro su reelección aunque es un indicador de desgaste. A pesar de la gravedad de las críticas recibidas en campaña, el deterioro parece menor de lo esperado. La maquinaria electoral y clientelar del PUSC sigue siendo muy eficiente en un contexto de alto abstencionismo. Es una fortaleza que comparte con un grupo de alcaldes empotrados en el poder gracias, entre otras cosas, a la disposición de recursos municipales (dádivas, promesas y compromisos), que construyen clientelas agradecidas. Sin embargo, para sus expectativas, a saber, hacerse de la mayoría en el Concejo Municipal, el resultado es políticamente adverso.
Liberación Nacional disminuyó también su caudal (un promedio de 200 votos menos), aunque mantuvo el puesto en el Concejo heredado de la elección anterior. El bajonazo no es desastroso si se compara con resultados anteriores, no obstante, como partido histórico, sufrió una derrota política importante pues pasó a ser la tercera fuerza electoral del cantón. Intentó refrescar la papeleta a la alcaldía, sin embargo, la vieja guardia se impuso con la expectativa de que su sólo nombre les bastara y evitó cualquier alianza para enfrentar la reelección del horacismo.
La Unión Belemita se convirtió en fuerza ganadora. En todas las listas (alcaldía, regidores y síndicos), el aumento fue cercano a los 900 de votos. Con este resultado alcanza dos regidores y representación en los Concejos de Distrito. Es una iniciativa nueva, integrada de partidos, grupos comunales, representaciones cívicas y residenciales, que se propone modificar la práctica política local a partir de una agenda propositiva novedosa y un control político responsable.
Ahora toca la hora del desafío. Al PUSC le corresponde demostrar que, después de catorce años, aprendió a negociar. Mantener el pretexto de que no lo dejan trabajar es desconocer la esencia de la política en democracia y, en particular, una manera de disimular sus propias debilidades. A Liberación Nacional le corresponde renovar sus autoridades locales y asumir una agenda municipal autónoma para enrumbar un partido perdido en las marismas del cortoplacismo. Y a la coalición Unión Belemita le compete ser algo más que un frente electoral exitoso. El control político es necesario, empero, es hora de generar agendas y estrategias políticas más propositivas que marquen la diferencia y convierta a la coalición en una organización alternativa de poder local para el mediano y largo plazo. Y a todas las fuerzas representadas le atañe, en medio de las diferencias políticas, realizar una gestión municipal que efectivamente enfrente los problemas principales del cantón y que no naufrague en el clientelismo y la desidia política.
*El autor es académico pensionado de la Universidad Nacional y vecino de Calle de La Labor.
