HISTORIAS DEL KILOMETRO 14
Por Marco “Tuli” Alfaro Villalobos
Escritor belemita
Éramos niños entre la edad de diez a trece años, con excepción de Mono Guillermo, que parecía doblarnos la edad. Una tarde nos citamos, junto al romboide K14 antes del puente entre el zanjón y el jocotillo de cerca, esa tarde acudimos: el Coci de los Méndez, dos de los Vargas, Guillermo el Mono y Martincillo. La reunión consistía en que teníamos que descifrar algunos de los misterios que ocurrían a lo largo de la curva del puente hasta los toriles en la estación.
Esa tarde, discutíamos esos planes: guerra de piedra contra los hijos de la Mona, que a pesar de su humilde condición de cogedores de café, eran dignos adversarios de lucha, o esperar la extra de las seis.
-¡Muy tarde! -el tren fantasma aparece antes o después de las 6 p.m.- exclamó Geovanny.
El más rudo de todos contestó: -Vamos a pelear con los hijos de la Mona, ahí están después del puente, en el cafeto-.
-¡Chicos no es hora para eso! Dije mirando mi reloj de bolsillo marca Martinelli, que venían en las cajas del vino de mi abuela. -¡Haber echémoslo a votación y rápido, escucho silbatos-
Tres a dos.
-Esperamos el tren, entonces todos al álamo-, dije con voz de mando.
¡Seis treinta, es la extra, agachados! No vaya a ser que los brequeros nos echen al agua.
Y pasó la extra.
-¡Salgan! ¡Mejor estuviéramos volando pedradas!- Dijo Mono.
¡No! ¡SE ACERCA OTRO, AL ÁLAMO, ES EL EXPRESO FANTASMA.- exclamé.
Y nos zambullimos en aquel zanjón y grité:-¡nadie abra los ojos, no contesten al llamado del infierno, no chicos, no asomen sus cabezas!- .
Y entonces el estruendo que parecía venir de lo profundo del averno, hizo su parada frente al kilómetro 14.
Una voz profunda y suavizada asomó su lámpara de brequero:-¡Martín, MARTÍN GERARDO ha llegado su hora, sube, anda, ven con tus ancestros, aborda el tren del más allá!
Los compinches nos abrazamos fuertemente y… cagados.
-Es hora de mi partida chicos, díganle a mis padres que estaré bien-
-No Martín, no subas-, me decían los Vargas.
– No puedo negarme, muchachos soy el elegido-.
Martín abordó el tren fantasma en medio de la incertidumbre y el estruendo que ensordecía, el partió.
Cuentan las historias que jamás se volvió a saber nada de Martín y el tren fantasma, aunque se le ha buscado infinitas veces desde el K14 hasta los toriles de la vieja estación 5.