noviembre 21, 2024
Foto de la marcha de hoy, 1 de mayo de 2022, en las calles de San José

Foto de la marcha de hoy, 1 de mayo de 2022, en las calles de San José

Diego Chaverri Chaves* 

La conmemoración de hoy, que tiene 133 años de trayectoria, es un recordatorio y una invitación a ser parte de muchísimas luchas que personas trabajadoras han dado, especialmente cuando se han organizado colectivamente, como movimiento, partido o gremio, con el propósito de impulsar un  mejor trato para quienes se empeñan en todas las actividades que permiten la reproducción y disfrute de la vida, y cuya vida misma, e incluso la de sus seres queridos, depende del bienestar que se pueda procurar con tal oficio. 

Las condiciones laborales que podríamos considerar como básicas y dignificantes de cualquier empleo, como seguro social, salario mínimo, jornada máxima, jubilación o vacaciones, han estado todas sometidas a disputa. No hay ningún derecho que haya sido obsequiado o eximido de controversia. Esto implica que todo derecho laboral es histórico, por tanto, se conquista, se puede defender o ampliar, y sí, también puede perderse. 

Costa Rica experimenta hoy, junto al resto del mundo, una situación delicada por la emergencia sanitaria mundial, pero cuyo principal motivo es la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza de las últimas décadas. Algunas consecuencias de la sindemia implicaron un crecimiento enorme del desempleo, e incluso muchas personas que lograron conservar su puesto de trabajo vieron reducidas sus jornadas y sus ingresos, quedando subempleadas. 

Los últimos dos años solo agravan un escenario laboral ya de por sí bastante precario para la mayoría. Hay que considerar que casi la mitad del trabajo en este país es en condiciones de informalidad, lo cual le resta todo tipo de garantías y estabilidad. Además, hay patronos que no respetan la legislación, se dificulta la consecución de un primer empleo para las personas jóvenes, quienes son la mayor parte de la población sin empleo, y por si fuera poco, cada tanto se ataca sin cuartel la remuneración, ya sea porque no aumenta lo suficiente para mantener la capacidad de consumo ante la inclemente inflación, o porque se degradan los pagos.   

Belén no es una excepción, tiene comercios, instituciones públicas, zonas francas y empresas transnacionales que ofrecen empleos con condiciones por encima del promedio, a veces muy buenas, pero es un cantón con personas que sufren el trabajo en condición de calle, inestable, mal remunerado, o sino el desempleo, por tanto el hambre y la angustia diarias en sus familias. Por esa razón todas las muchísimas personas decentes que aquí habitan pueden sumarse a la lucha que con esta fecha se nos invita a retomar, para que el derecho a un trabajo digno y bien remunerado se amplíe a todas las personas y que no sean solo para el disfrute de los menos. 

*El autor es sociólogo 

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