“Apuntes Históricos de mi Pueblo”: Capítulo III. Figuras de nuestro pueblo
Por. Filadelfo González Murillo
En el año de 1821, otro hijo de nuestro pueblo figuraba como Regidor del Ayuntamiento¹ y, como tal, firmó el Acta de la Independencia; era él, Tomás González.
En 1833, cuando los pueblos se levantaron contra la dictadura de Murillo², no sé si con motivo del traslado de la capital definitivamente a San José, dos hijos de este pueblo, Don Rafael y Don José Moya Murillo, figuraban como Jefes de las Fuerzas, y consultaban sobre el buen resultado del movimiento; habían dejado listas, en casa de su padre, que era la misma que habitaba don Blas González en este pueblo, 450 metros al este de la Iglesia, un par de magníficas mulas para trasladarse al, entonces, único puerto de Caldera, donde debían embarcarse para ponerse fuera del alcance del Dictador, don Braulio Carrillo.
Efectivamente, la revolución fracasó, por la traición de uno de los jefes, y en el encuentro tuvieron un puesto llamado La Lagunilla, aquí fue muerto don José Moya Murillo, cuya mula amaneció ensangrentada en la gotera de la casa de su padre don Rafael, quien ya entonces estaba casado con una dama linajuda de Heredia, doña Carminia Solares. Se puede deducir que por estos percances se vino de la persecución y se trasladó a Europa.
En esa misma fecha, sea en el año de 1835, era “Manager” de la Corte don José Moya Hidalgo, padre del extinto José Moya Murillo. El gobierno de Murillo tenía piquetes de guarnición en las bocacalles, los cuales exigían a los transeúntes el ‘“¡Quién Vive!’’, cuya respuesta obligada era “San José’’.
Iba pues a cumplir con esa obligación a San José dicho señor Moya, cuando le fue dada la orden: – ¡Alto! ¿Ahí quién vive? -…-Memo-. Podía suponer él, cuyos hijos habían sido asesinados y otros se encontraban en el ostracismo.
Respondió: – ¡Vive Dios! – a lo que le contestó el centinela -¡Y San José pues que viva!- Y contestó: -Pues el padre del mismo Dios!, con lo que le franquearon el paso.
Después de la caída de Murillo, volvió al país don Rafael Moya y fue entonces cuando, en compañía de don Nicolás Ulloa, emprendió la construcción de la Fábrica de Licores, que se encontraba donde hoy está el beneficio de café de don Ignacio Zamora³.
Esta fábrica duró poco tiempo, pues con la llegada al poder de don Juanito Mora se estancó el licor y se estableció la Fábrica Nacional de Licores, que dio muerte a esta empresa, lo que causó el principio de la ruina de las empresas, que habían gastado en aquel establecimiento ingentes sumas de dinero. Dicha fábrica fue convertida después por ellos en Ingenio de Azúcar, pero en aquellos tiempos rudimentarios, tampoco dio resultado y hubo de disolverse la compañía, quedando don Rafael Moya en mal pie de fortuna. Por ese entonces fue nombrado Gobernador de la Provincia de Heredia, puesto que desempeñó con gran acierto y contentamiento de todos.
También por ese tiempo, por ser como vicepresidente de la República, tuvo que desempeñarse unos meses como Presidente provisional y fue el primero que, en cumplimiento de su deber, firmó un Decreto que enjuiciaba al Presidente saliente.
¹De Heredia
²Es probable que el autor haga referencia al Jefe de Estado Braulio Carrillo.
³Dicho beneficio estuvo en donde hoy es el bosque El Nacimiento en la Asunción, cerca de donde se encuentra el Teatro.