Hablando de cultura
José Zumbado Gómez*
Esta vez tuve la curiosidad de sintonizar la sesión del consejo municipal de Belén, me pareció muy acertada la dinámica de la discusión justa, plena y digna de una democracia participativa.
Sin embargo, llegó un momento en que los contendientes dejaron de ser oponentes para convertirse en enemigos políticos. Escuchar a una síndica decir de sus adversarios que “son recataditos” y a otro llamarlo por “animal ponzoñoso, tirando, tirando”, o “a las personas bochincheras hay que dejarlas afuera”, Estos comentarios hacen que se pierda el respeto.
Pero lo interesante de esta conversación fueron las indicaciones (casi consejos) que la señora en cuestión le brinda a su opositor: “trabaje más, para que tenga más votos, déjese de vagabunderías, si quiere ser alcalde trabaje, trabaje como un loco”. Inclusive llegó a decirle “lo que no apoyo es lo que Usted hace”, vaya descubrimiento, eso se llama una buena contendiente.
Me parece, que esta señora está viendo enfrente a un posible adversario político, siento que ella es la que quiere postularse para alcalde.
Escuchar constantemente el mantra de que esto es politiquería, que aquí no se viene a hacer política, es necio y tedioso, por supuesti que es política o politiquería, se olvidan estos señores (as) que están sentados en un puesto público gracias a la política, por eso son dirigentes comunales.
Escuchar decir a un presidente constantemente “esto no se vale, no se vale que…”. Pero señores, en una sesión municipal todo se vale, cada persona y cada criterio de los que están sentados ahí cuenta y vale, porque el pueblo los eligió.
Dicho por Fritz Thomas, catedrático universitario: “La política y actividades conexas que conducen a posiciones de poder es terreno fértil para cosechar enemigos; pone acento a diferencias menores. Puede entenderse el cisma infranqueable entre quienes sostienen ideas y principios que son fundamentalmente opuestos. El liderazgo demagógico se caracteriza por la intolerancia, no solo de sus opuestos, sino especialmente de sus cercanos, que constituyen su mayor amenaza. Es así como personas de reconocida trayectoria y honorabilidad que toman alguna posición de acuerdo con su leal saber y entender, en circunstancias específicas, son tachadas de traidores o deshonestos. Los poseedores de la verdad absoluta no pueden concebir que una persona correcta actúe y piense de manera diferente a sus dictados. Aquel que cruce la línea de su singular ortodoxia inflexible necesariamente obedece a intereses oscuros”.
Hay algo que se llama Decoro Parlamentario, pero esto se trae o estudia, no viene en una caja de cereales.
*El autor es vecino de San Antonio