Una de cal y una de arena
Redacción El Guacho
redaccion@periodicoelguacho.com
El lunes 29 de junio, Costa Rica superó los 3200 contagios de coronavirus. A 6 meses de que el virus fuese descubierto en el hospital de Wuhan en China ha causado ya casi 6 millones de contagios, más de 300 mil muertes y sigue presente en 188 países como lo confirma la Universidad de Medicina John Hopkins.
Debido a su propagación, la mayoría de países han tomado medidas severas para restringir las aglomeraciones en general, lo que ha causado fluctuaciones importantes en sus respectivas economías. Costa Rica no es la excepción, y muchos sectores productivos se han visto afectados de manera severa al punto de dejar de percibir ingresos de manera total, causando disminuciones salariales, despidos y hasta cierres de empresas o emprendimientos en dificultades.
Ante este panorama, tanto las autoridades nacionales como las locales, han tenido que maniobrar para procurar que las personas mantengan el distanciamiento social y a la vez le sea posible recibir ingresos adecuados para abastecer sus necesidades, con ello se han creado iniciativas como el bono “Proteger”, tomando recursos de otras instituciones, así como la reciente aprobación de la “Ley para apoyar al contribuyente local y reforzar la gestión financiera de las Municipalidades ante la emergencia nacional por la pandemia del Covid-19”, cuya aprobación significó un desequilibrio en el poder ejecutivo con la salida del Ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves quien pretendía que el Presidente vetara el artículo 11 de la Ley que exonera a las Municipalidades, Concejos de Distrito y Comités de Deportes de la Regla Fiscal puesto que para él, no es una decisión consistente y responsable en términos de recaudación fiscal que permita evitar la quiebra del Estado, conocido en el mundo de las finanzas como default.
Bien que mal, la aprobación de esta ley significa un respiro para las autoridades municipales que además de la exoneración a la regla fiscal, permite el uso de recursos como superávits disponibles y no tener que realizar el giro de recursos por concepto de patentes municipales destinados al Órgano de Normalización Técnica o el Registro Nacional. Por su parte, se incluyen mecanismos para aliviar la carga a la ciudadanía, como la moratoria en pagos a la Municipalidad o la suspensión de patentes por un máximo de un año.
Sin embargo, ante el impredecible comportamiento de la pandemia, con la limitada cantidad de recursos y la imposibilidad de prever a largo plazo los efectos de esta situación, se deberán tomar decisiones más adecuadas, administrar los recursos municipales con sumo cuidado y planear de forma efectiva los proyectos a desarrollar, pues no podemos darnos el lujo de desperdiciar absolutamente nada.
Esta pandemia no puede ser tomada a la ligera, tenemos que ser consistentes. Viendo lo que sucede en el plano internacional, las malas decisiones de líderes irresponsables han costado enormes cantidades de muertes, que pudieron haber sido evitadas si se hubiesen seguido los protocolos de precaución. Aún no podemos aflojar.
Solo el tiempo podrá evidenciar si las decisiones que estamos tomado en el presente son correctas, y de esta manera incierta que tenemos que afrontar los próximos meses, entre una de cal y una de arena.