“Macho” Ramírez: De Mejenguear en Belén a dirigir la Sele
- Conozca su recorrido dentro y fuera de las canchas
Por Francisco Sánchez Zumbado y Luis Sánchez Quesada.
En la tranquilidad de su casa de habitación y compartiendo con su familia, así encontramos al belemita Óscar Ramírez Hernández, también conocido como “Machillo”, “Vejo” y “Abuelo”.
El inicio de su carrera
Los primeros pasos en el fútbol los dio en Juegos Deportivos Nacionales, representando nuestro cantón. Recuerda con gran entusiasmo cuando participó en la edición del año 1981 en Limón, donde Belén logra un subcampeonato en fútbol y consigue el campeonato de estas justas.
Jugó también con el Mosco de la Alianza La Ribera, el infantil de San Isidro dirigido por Carlos Venegas, con la Universidad Nacional (U.N.A) y con los equipos menores de Belén. Llegó a la Selección Nacional menor, en 1982, equipo que era dirigido por Rafael Ángel Oviedo.
Destaca el papel sus entrenadores el Félix Porras y Carlos Venegas, quienes siempre lo aconsejaron para mejorar día a día y no perder el camino.
Su llegada a la L.D.A
Machillo estaba buscando una opción en el fútbol profesional y se le presentó la oportunidad de hacer una prueba en San Ramón, sin embargo: “No le dieron bola”. Un día, el Padre Ángel San Casimiro le dijo que buscara a Francisco Murillo en la Ferretería Sol y Luna, quien formaba parte de la directiva de la Liga. Oscar se presentó y solo 15 días después, era jugador del equipo alajuelense.
Su paso por el equipo rojinegro fue exitoso, lograron ganar 4 campeonatos nacionales, torneos de la CONCACAF y la posibilidad de jugar la Copa Intercontinental ante el poderoso equipo argentino de River Plate.
Mundial de Italia 1990
El excelente desempeño de Óscar Ramírez le permitió estar en la primera delegación futbolística en representar a nuestro país en un Mundial Mayor de Fútbol. “Este evento nos abrió muchísimas puertas, nos permitió mirar al horizonte y ver el esplendor”, relató Oscar, quien aún se emociona recordando este evento.
“El estar en otro país, que la gente del pueblo donde se quedaba Costa Rica se identificara con nosotros y nos apoyara, son cosas que a uno nunca se le olvidarán”. Pese a adversidades, como desprenderse tanto tiempo de la familia, tenía claro que para alcanzar grandes objetivos, hay que sacrificarse.
Una de las anécdotas del Mundial que más recuerda es la del muñeco bailarín, “vendían unos muñecos que uno tiraba al suelo y bailaban al son de la música que les ponían, todos estábamos fascinados con esos muñecos. Una tarde Hermidio Barrantes los compró, los tiró al suelo para que comenzaran a bailar y el condenado muñeco nunca bailó”, relata entre risas Óscar. Lo peor de la anécdota es que el narrador Mario Mcgregor, quien cubría el Mundial, se enteró de la historia, la contó en una de las transmisiones y la gente no paraba de reírse.
Finalizado el Campeonato Mundial, el recibimiento en Costa Rica fue impresionante: algarabía a más no poder, prácticamente todo un país tirado a las calles a celebrar. “Yo tenía 25 años cuando eso y son momentos que nunca se me olvidarán”. Ramírez recibió, además, un homenaje de la Municipalidad de Belén, por su destacada participación.
Su paso por el Saprissa
Una confrontación con el directivo rojinegro Ivan Mraz, por unos rumores que decían que Óscar Ramírez no iba a renovar con la Liga por plata, provocó que Machillo buscara oportunidades en otro equipo nacional.
“La gente del Saprissa me contactó y yo, sin pensar en las consecuencias que tenía el pasar de la Liga al Saprissa, acepté. Lo tomé como una revancha personal por como se había dado mi salida de la L.D.A. Este paso de equipo provocó que en Alajuela me vieran como un enemigo”. Estuvo dos años y logró el campeonato.
Salió del Saprissa para jugar con Belén, que en aquel momento recibía un fuerte impulso de “Macho” Zamora y de la empresa Pedregal. Regresó luego al Saprissa con Alexander Guimarães, donde volvió a ser Campeón. Sale del Saprissa y su retiro se da en el año 2000, en la Segunda División con Asociación Deportiva Guanacasteca (A.D.G). Considera que el único pendiente que le quedó como jugador fue vincularse a algún club a nivel internacional.
Carrera como D.T
Una vez retirado como jugador, Óscar comienza una nueva etapa. Fue asistente técnico de Hernán Medford en el Saprissa, donde logró varios campeonatos y su participación en el Mundial de Clubes de Japón. El buen trabajo lo lleva como asistente técnico de Hernán Medford a la Selección, donde estuvieron por un año.
No tenía muchas ganas de seguir vinculado a la parte de dirección técnica; sin embargo, Cristian Castillo, un empresario guapileño, le presenta una propuesta para dirigir el equipo de Santos de Guápiles en la Primera División. Tuvo una destacada participación que le abre puertas para ocupar la dirección técnica de Liga Deportiva Alajuelense, donde alcanza más de 5 campeonatos y un paso muy exitoso, que permitió que el conjunto rojinegro volviera a participar en el torneo de clubes de CONCACAF.
Actualmente, se desempeña como Director Técnico de la Selección Nacional Mayor de Fútbol, disputando las eliminatorias rumbo al Campeonato del Mundo de Rusia 2018. El equipo marcha como líder invicto de la hexagonal. “No puedo prometerles que vamos a ir al Mundial, lo que les puedo prometer es mucho trabajo, esfuerzo y disciplina para lograr el objetivo”.
Fuera de las canchas
Más allá del rectángulo de juego, Óscar Ramírez es el hijo mayor de 7 hermanos, casado, padre de familia, “chineador” pero que se enoja cuando lo amerita, ha inculcado en sus hijos la importancia de los estudios como medio para salir adelante. “Yo siento que he sido responsable, he ayudado a mis padres, hijos y familia, siempre que esté a mi alcance”.
Su pasatiempo principal es irse al campo, a su finca en Hojancha, en la que ha incursionado en la producción de naranjas. Le gusta escuchar música plancha y bailar, aunque ahora casi no lo hace, así como los juegos tradicionales, las historias y cuentos de antes. Un deporte que le llama la atención es el ciclismo. No utiliza redes sociales, ni escucha programas deportivos, casi ni lee los periódicos, aunque sí lee El Guacho.
No solo se dedicó al fútbol, en su época de juventud se trabajó en ganadería, en el negocio familiar. También fue salonero y no era mal estudiante, sin embargo, por seguir con el fútbol dejó sus estudios, lo cual lamenta profundamente.
“Tenía facilidad para los números y me hubiera encantado estudiar topografía. He tratado que mis hijos estudien y así lo he ido logrando. Ojalá los jóvenes que anhelan ser futbolistas, nunca abandonen sus estudios”.
Sobre Belén
Macho recuerda con nostalgia el “Belén de antes”, en donde era extraño encontrarse un carro y se jugaba mejenga en las calles, donde los niños se “robaban” la caña de azúcar y se andaba por los trillos y potreros. Aquel Belén de familias agricultoras y campesinas como los Arias, las películas en el Cine Murillo, la Soda de Mario Serrano y la sangría en la cantina de Lito Peraza.
“Belén ha dejado de ser un pueblo y se ha convertido en una ciudad absorbida por un “progreso” que no llega a todos. Los belemitas hemos perdido la convivencia y la camaradería, la parte “criolla” de las familias de antes”, dijo Osar.
“Hace falta reactivar la vida social en Belén, antes era muy bonito se hacían lunadas y la gente compartía, todos nos conocíamos y nos apoyábamos; lamentablemente, esta unión se ha perdido en nuestra comunidad y no veo que las autoridades hagan el esfuerzo por incentivarla”, comentó Macho.