noviembre 21, 2024

Los regidores que sin trabajar ganaban su salario

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Ulises Araya Chaves*

Hace un tiempo, una estimable amiga de cierto cantón herediano me contaba las barbaridades que ocurrían en el Concejo Municipal de su comunidad.

El Concejo Municipal, esa ‘’mini Asamblea Legislativa’’ que tienen todos los cantones de nuestro país, en el lugar donde vive mi amiga, los regidores que la integraban no trabajaban, no opinaban, no hablaban, básicamente se ganaban el sueldo sin hacer nada.

Con preocupación y pesar mencionaba que las sesiones no duraban más de media hora, lo cual se traducía en que durante un mes, los regidores se reunían a sesionar en promedio solamente dos horas.

Lamentándose, la muchacha argumentaba que básicamente se les estaban pagando sus dietas, léase salarios, de cerca de ¢400 mil , por reunirse solamente durante dos horas mensuales, únicamente para levantar la mano, aprobando cualquier cosa sin analizar, leer ni estudiar, y que ante la mirada atenta del alcalde, los regidores solo les quedaba bajar la cabeza, callar y obedecer.

Decía que las sesiones municipales más parecían reuniones descafeinadas, que reuniones del máximo órgano político de la comunidad, parecían sesiones de meditación donde todos permanecían calladados, sin opinar ni chistar. Según me comentaba ella, ya todos los temas que debían discutirse llegaban ‘’cocinados’’ y los desprestigiados munícipes solamente llegaban a cumplir con el paupérrimo horario por puro protocolo y no perderse sus dietas.

Ahora bien, ¿cuál es el trabajo de los regidores?, ¿cuáles son las funciones que, se supone, debían cumplir esos munícipes, tan dura pero justamente criticados por mi amiga?.

Un regidor municipal es como un diputado a nivel cantonal, debe estudiar los proyectos que se proponen para su cantón, debe trabajar e informar de lo que hace en las comisiones municipales que integra, debe hacer labores de control político que representen las preocupaciones o denuncias de la comunidad sobre diferentes temas, debe denunciar cuando sea necesario lo que considera que está mal, así como debería reconocer lo que creyera que está bien, debe representar la voz de la comunidad y velar porque la administración del cantón esté cumpliendo con su trabajo y además debe estudiar los presupuestos que se destinan para obras, autorizar las obras y aprobar planes de protección ambiental y de políticas públicas, debe fiscalizar que los recursos se ejecuten de forma transparente, en conclusión, debe ser un vocero de la comunidad que se entere, que participe, que estudie y que comunique lo que ocurre en el acontecer municipal.

Es por todo lo anterior que los regidores que son escogidos en elecciones cada cuatro años, reciben un salario todos los meses por las sesiones a las que asisten. Se les paga con el dinero de todos los contribuyentes para que asuman estas funciones y se desempeñen de la mejor forma en que se los permitan sus capacidades.

Lamentablemente para mi amiga, esto no ocurría en el Concejo Municipal de su cantón y con desazón tenía que ver como durante cada semana, los regidores de su comunidad solo se veían las caras media hora a la semana, dos horas al mes, 24 horas al año, todas ellas sin hablar ni chistar, actuando únicamente para poner la mano y recoger sus dietas, pasando así, sin pena ni gloria por la historia de su Municipalidad, sirviendo únicamente como alfombra del alcalde que podía hacer y deshacer a su antojo, sin que la comunidad se diera cuenta de nada, gracias a la decidía e incompetencia de esos regidores.

Por cierto, y para que los lectores no se queden con la duda, la amiga de la que me reservo su nombre por obvias razones, me comentó de estas anécdotas hace unos cuantos meses atrás, ella es vecina del cantón de Sarapiquí. ¿Sorprendidos? ¿O es que acaso esperaban otro cantón como respuesta?

Vecino de San Antonio*

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