noviembre 23, 2024

Krosty, 18 años de contagiar alegría a los clientes de Cargill

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  • Conozca a la persona detrás del popular payaso

 

 

Redacción El Guacho.

 

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No se asuste si un  fin de semana, mientras recorre los pasillos de algún supermercado, lo sorprende  una algarabía de risas y alegres saludos.

Ahí en medio del pollo, mortadelas, jamones,  está el payaso Krosty, un personaje que durante 18 años se ha  encargado de llevar  una buena dosis de  felicidad a los clientes de Cargill.  

Sus enormes zapatos, el llamativo color de su pelo, su cara  muy blanca y su tono alegre de voz  son sus características inconfundibles.

Detrás de Krosty se refugia Lisímaco Chavarría, el creador de dicho personaje.

Diferenciar a Krosty de Lisímaco es misión casi imposible, tanto el personaje como  la persona que lo encarna  comparten muchas cosas en común, entre lo que destaca un  gran  corazón y  un enorme sentimiento de alegría  que transmite en cada cosa que hace.

 

Lisímaco, el creador de Krosty

Lisímaco  Chavarría Vargas, de 50 años, es el creador de Krosty. Es vecino de Birri de Barva de Heredia, por más de  30 años de su vida ha trabajando para Cargill, antes conocida como Corporación Pipasa.

Primero empezó como peón en una granja de pollos cuando apenas tenía 15 años.  Luego  lo trasladaron a las oficinas centrales en La Ribera,  donde hizo de todo un poco, desde misceláneo, repartidor de correspondencia, encargado de mantenimiento y de  hacer fotocopias.

Al tiempo, lo enviaron a trabajar en la agencia Pipasa, en el Mercado Central de Heredia. Fue en este lugar donde Krosty hizo su aparición, “cuando por cosas del destino las ventas estuvieron un poco bajas, se me ocurrió vestirme de payaso para llamar y atender a la gente en el mercado, para entonces yo ya era payaso pero solo en fiestas en casas, nunca lo había hecho en el trabajo”, relató Chavarría.

Esa iniciativa la realizó por cuenta propia, con la fortuna de que el supervisor de ventas vio lo que estaban haciendo y le pareció buena idea, a partir de entonces Krosty se siguió presentando  los fines de semana en las inauguraciones de los nuevos puntos de ventas.

Mientras esto ocurría, a Lisímaco lo enviaron como jefe a una planta incubadora en San Joaquín de Flores, tenía bajo su mando a 25 personas, sin embargo, admitió que ese tipo de puesto no era de su agrado, “no nací para estar en 4 paredes, frente a una computadora”, confesó.

Poco tiempo después Lisímaco dejó ese cargo debido a que el Departamento de Mercadeo decidió  que Krosty se seguiría presentando en los supermercados,  a lo largo y ancho del país. Este fue el inicio de una larga carrera de 12 años para este alegre payaso.

 

Noble corazón

Lisímaco Chavarría declaró que su mayor pasión en esta vida es ser payaso, profesión que empezó desde joven,  en buena medida gracias al apoyo de su padre, quien le confeccionó los primeros zapatos que fueron  tennis envueltas en cinta adhesiva.

Dicha pasión por ese oficio se desborda cada vez que Krosty abre su corazón para hablar de su oficio.

“Yo soy así,  esto nace con uno,  hay algo mucho más profundo, que nace del corazón, eso no se aprende en ningún lado, es la manera de ser. Hay ocasiones que estoy en supermercados y la gente muchas veces necesita de alegría, de un abrazo, entonces se me acercan.   Es esa parte bonita de ser payaso, es ser yo, soy libre de ser así”, confesó.

Y agregó: “me fascina vestirme de payaso todos los días, el trabajo lo amo sobre todas las cosas, es el sustento de mi casa, de mi familia;  es lo que amo. Amo ser payaso todos los días, paso más tiempo siendo payaso y eso me gusta”.

Chavarría entiende que, vestido o no de payaso, uno de los aportes más importantes que hace en la vida de sus compañeros y clientes es transmitir alegría.

“Es lo que uno pueda aportar a los demás, si con un abrazo o un saludo la gente se siente contenta en buena hora, es bonito. Se trata de transmitir felicidad, es estar ahí, la gente necesita  que la escuchen, la gente tiene problemas y yo me siento a escucharlos y le pido a Dios que me ponga las palabras adecuados para saber dar un buen consejo”, afirmó.

Una de las cosas más difíciles de esta labor es la pesada agenda que tiene Krosty, ya que por ser el único payaso de Cargill le toca viajar a todos los rincones del país. Un día está en Guanacaste, al siguiente en Limón y después en Puntarenas, todo en una misma semana.

Uno de los pilares fundamentales para seguir con esta labor ha sido la familia, “es mucho sacrificio pero cuando uno tiene una buena esposa e hijos que me entienden todo se vuelve más llevadero. Mi familia me apoya y entienden este trabajo”, dijo Chavarría, quien es padre de cuatro hijos, dos de ellos trabajan en Cargill, y desde hace 25 años está casado con Olga Campos, “la flaca”, como cariñosamente la llama.

Sin embargo, durante  estos años Krosty también ha tenido momentos muy duros, uno de ellos fue  la muerte de su padre, hace 12 años.

“A veces los payasos lloran porque tienen que llorar, la muerte de mi papá caló en lo más profundo, sin palabras. Sin embargo, salí y me levanté. Lo enterramos un sábado y el lunes el payaso ya estaba en el supermercado, pero nadie sabía lo que estaba pasando, pero hay que pasar por todo esto, es parte de la vida”, relató.

Entre los recuerdos más lindos de su carrera están los nacimientos de sus hijos,  “cuando el mayor nació estaba trabajando, lloré desde que salí del trabajo hasta llegar al hospital. Fue convertirme en papá por primera vez, era algo muy lindo, una felicidad que se siente acá adentro, eso ha sido de lo más lindo”, rememoró.

Chavarria sueña con seguir pintando una  sonrisa a clientes y colaboradores., En su corazón  guarda el anhelo de pensionarse bajo el abrigo de Cargill, empresa que asegura llevar en el corazón.

Origen del nombre

Lisímaco Chavarría cuenta que el nombre del Krosty nace en una fiesta de cumpleaños  que realizó en nuestro cantón, “un niño me empezó a llamar Krosty el payaso, y ese no era mi nombre, yo era el payaso Salchicha, pero el niño insistía en llamarme Krosty”.

“Entonces llamé al niño y le dije que no me llamaba Krosty, sino que mi nombre era Salchicha, entonces el niño se volvió y me dijo:  ‘la fiesta es mía, así que el nombre se lo pongo yo’”. A partir de entonces quedó bautizado como  Krosty.

1 pensamiento sobre “Krosty, 18 años de contagiar alegría a los clientes de Cargill

  1. El más lindo de los payasos 😍.. De esos 18 años yo tengo la dicha de conocerlo hace 13.. Bendiciones Krosty y los mejores deseos…

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