Estudian los árboles de todo Belén
- Más del 67% de los árboles de Belén, no son nativos.
- Distrito de La Asunción es el que más tiene árboles, La Ribera el que menos tiene.
- Zorrillo colorado y palmera múltiple, los más abundantes.
Cada vez que caminamos por las aceras para hacer mandados, ir al banco, a la escuela, a la Municipalidad o al colegio, siempre deseamos que aunque sea haya un poquito de sombra para disminuir la fatiga del camino, dado el abrumador calor que hace en nuestra comunidad.
Resulta difícil realmente ver árboles. Nadie pensaría que en Belén, un cantón con condiciones urbanas, tuviese árboles. No obstante, un estudio contratado por la Unidad de Ambiente de la Municipalidad de Belén reveló que en las aceras, parques y zonas verdes del cantón existen 12. 217 árboles, palmeras, hierbas, cactus y enredaderas.
Según el estudio, La Asunción es el distrito que posee la mayor cantidad de vegetación, con el 48% del total, seguido de San Antonio, con el 34%, y La Ribera con el 18%. Las especies con mayor representación en todo el cantón son el zorrillo colorado o croto (Codiaeum variegatum) y la palmera múltiple (Chrysalidocarpus lutescens), encontradas siempre adornando frentes de casas y aceras.
A pesar de la cantidad de vegetación presente, solo el 33% es oriundo del país, o bien de la zona de vida en la que se encuentra Belén, mientras que el restante 67% son especies que provienen de otras partes del mundo. Ante ello, el estudio recomienda “incluir más especies nativas en las jornadas de arborización urbana y reforestación de áreas verdes y parques, para incrementar la resiliencia del ecosistema natural de la zona, y hacer de Belén una ciudad más acorde con la biodiversidad local”..
De acuerdo a Dulcehé Jiménez de la Unidad de Ambiente de la Municipalidad de Belén, la existencia de árboles exóticos en la zona pública se debe a que estos fueron sembrados por los vecinos antes de que existiera la Unidad de Ambiente. Optándose en las recientes campañas de arborización la introducción paulatina de árboles nativos siguiendo lo dictado por el reglamento de arborización.
¿Dónde están que no los vemos?
Si bien el estudio arrojó esa cantidad de individuos para el cantón, por qué es que no los vemos y aún sufrimos los embates del sol, y sentimos tanto calor durante las mañanas y las tardes.
Pues es sencillo, la mayoría de ellos todavía no poseen la edad suficiente para ofrecerle al habitante mejores condiciones en el microclima de la zona. Según el estudio, los árboles, caracterizados por crecer bastante y refrescar el ambiente por la sombra que proyectan, tienen en promedio 6 metros de alto, y los más altos y grandes se encuentran en parques y zonas verdes, áreas que ofrecen mejores condiciones de sitio para el crecimiento.
“Debido a la gran cantidad de árboles de dimensiones pequeñas, se planteó realizar un manejo integrado para potenciar la sobrevivencia de estos y reducir los índices de mortalidad, y con ello lograr en el mediano y largo plazo disminuir el estrés por calor que experimentan los belemitas”, adujo John Solano, ingeniero a cargo del estudio.
“No obstante la realización de dicho manejo se enfrenta ante muchas limitaciones, entre las que sobresalen la falta de presupuesto y recurso humano. Lamentablemente, la comunidad, no se involucra en el manejo de los árboles a pesar de ver un individuo al lado de su casa, esto porque quizá sienten que no les pertenece. Por eso deseamos involucrar a la comunidad en las actividades y sensibilizarlos para que entiendan que todos los árboles nos ayudan en muchas cosas y que debemos cuidarlos”, adujo Dulcehé Jiménez.
Árboles conflictivos
Los árboles no sólo nos traen beneficios, también traen consigo problemas de toda índole -sociales, de infraestructura, de salud- que pueden ser evitados si se toman las medidas necesarias a tiempo.
“Durante la realización del censo del arbolado nos encontramos con muchos conflictos desencadenados por la vegetación que estaba en las aceras, al frente de casas, parques y zonas verdes de diferentes barrios del cantón. Entre los que recuerdo y que la gente se quejaba era que algunos se prestaban para que hubieran escenas amorosas que incomodaban a quienes vivían en las casas que estaban al frente, u otro que estaba destruyendo una casa pero el vecino no quería cortarlo”, comentó John Solano.
“Además existen algunos con sustancias perjudiciales para la salud humana si son injeridas de alguna forma. Entre ellas están el croto, el san juan, el hoy mañana y siempre, y la flor blanca o frangipani”, agregó.
“En cuanto a la infraestructura, algunos están afectando aceras, lo cual llega a obstruir el paso de peatones ya que las aceras no se encuentran en buen estado por las raíces. Esto se presenta en muy pocas ocasiones. Es por ello que se planteó sustituir los árboles y palmas con dimensiones pequeñas que estuviesen en sitios bajo tendido eléctrico o en áreas verdes de aceras con espacio estrello”, puntualizó.
El árbol de la sombra
No todos los árboles son negativos, sino que lo diga Blanca Rosa Aguilar Zumbado, vecina de barrio San Vicente, la cual ha cuidado durante más de 15 años de los árboles que crecieron en la pequeña zona verde que queda entre la acera y la calle, justo al frente su casa.
Las plantas que adornan el frente de su casa son un croto, un arbolito de roble de sabana, un lirio rojo y un marañón. Este último lo nombra el árbol de la sombra, del cual disfruta tanto de la sombra durante las tardes veraniegas como de sus frutos cada vez que hay cosecha.
“Para mí sembrar árboles representa belleza, purifican el aire, dan agua, y hace que no entre tanto humo de los carros. Dan una sombra que hace que se refresque la casa y nos dan comida. Hay que tratarlos como si fueran hijos, por eso no me gustan cuando pasan maltratandolos”, admite.
“Un día veía un carro que no se iba. Entonces me asomé a la puerta y el muchacho del carro me dijo: no tenga miedo señora, yo sé que ahora todo el mundo tiene desconfianza, es que esta sombra es muy deliciosa, espero que usted no se enoje. Yo le dije que no se preocupara, mientras se esté sombreando y no esté haciendo daño. Entonces ahí llegan y se parquean debajo del árbol”, agrega.
“También cada vez que hay marañones la gente pasa a pedir y les digo que agarren. Yo a nadie le niego un marañón. El que quiere comer que coma”, finalizó.