noviembre 22, 2024
  • El cariño no requiere de tarjetas de crédito para hacerse presente: un abrazo, una sonrisa, un beso o simplemente sacar un rato para conversar y tratar de entender a la otra persona son excelentes alternativas.
  • Piense en el bienestar, la alegría y la paz a largo plazo suya, de su familia y de sus amigos.

 

¿Ha notado que todos los años traen dos diciembres? En serio, son dos, no le crea al calendario. El primero es anunciado con luces, guirnaldas, villancicos y lucecitas. Inevitablemente, vuelven a nuestra memoria aquellas personas que nos brindaron cariño y que amaban la navidad. La abuelita que hacía tamales, el tío que nos llevaba de paseo, la señora que nos regalaba confites o una moneda… Ante estos recuerdos cálidos, surge el deseo de dar cariño. Es aquí donde aparece el segundo diciembre.

En este, Santa nos invita a expresar amor por medio de Visa, MasterCard, Credomatic, préstamos, entre otros. Los anuncios en la tele, le dictan a los niños la carta al “Niñito”, quienes tienen suerte, recibirán lo que piden sin ninguna consecuencia; los otros verán a sus padres deprimidos con las deudas en enero, mientras algunos no verán ni regalos ni a sus padres.  

Belén no es ajeno a ninguno de estos dos diciembres. Las personas -encantadas por la euforia del primero- no quieren ver el segundo. En el segundo diciembre, se encuentran las tarjetas sobregiradas, los juguetes que cuestan más de un salario mínimo, el estrés provocado por un aguinaldo que no da abasto, las horas extra lejos de la familia y amigos, la depresión de quienes quieren demostrar cariño, pero no tienen a quién, el incremento en la tasa de suicidios, la violencia doméstica y las adicciones.

Surge, entonces, en este mes tan bipolar, una sola pregunta: ¿Qué pasa con nuestra educación emocional y financiera? El cariño no requiere de tarjetas de crédito para hacerse presente: un abrazo, una sonrisa, un beso o simplemente sacar un rato para conversar y tratar de entender a la otra persona son excelentes alternativas.

La depresión de la cuesta de enero no es un buen regalo para iniciar el año en ninguna familia. Haga un balance de las necesidades emocionales y económicas, las posibilidades reales y las alternativas, para que las expresiones de cariño de diciembre, no se conviertan en actitudes y realidades que deterioren la convivencia y el afecto en enero. Antes de comprar regalos, sea consciente de todos los gastos de este mes y el próximo. Luego tome en cuenta los gastos de la cena navideña, la cantidad de personas a las cuales quiere darles un regalo y el dinero disponible. En este contexto, si todos los años se ha tenido un patrón de consumo negativo para diciembre, puede resultar difícil para una familia cambiar hábitos. Empiece con detalles sencillos, como comparar precios y establecerse un límite de gastos. No sea de las personas que empeñan los regalos en enero.

El año pasado, una empresa española realizó un experimento, en el cual los niños escribían dos cartas: una para los Reyes Magos y otra para sus padres. En el primer caso, como era de esperarse, los juguetes reinaban en la lista; sin embargo, en el segundo, las peticiones se resumen en pasar más tiempo juntos: jugar futbol, salir de paseo, etc. Si extendiéramos este ejercicio, y le pidiéramos a todas las personas queridas que nos escriban ¿Será que pedirían un par de medias, una camisa o un desodorante?, ¿necesitarán con más urgencia un abrazo, un consejo, una disculpa o simplemente honestidad?

Piense en el bienestar, la alegría y la paz a largo plazo suya, de su familia y de sus amigos. En un momento histórico en el cual a diario escuchamos sobre guerras en otros países y los crímenes del narco rondan a los vecinos, sea consciente y aproveche cuando una convivencia más armónica está al alcance de sus manos.

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