Convivio con el poeta Joaquín Pérez Azaústre
Danilo Pérez Z.
El lunes 29 de setiembre a las 7 p.m. del año en curso, en el Restaurante El Sesteo, en San Antonio de Belén tuvimos la valiosa experiencia de compartir con uno de los grandes escritores jóvenes de España, el poeta y narrador Joaquín Pérez Azaústre. Joaquín había participado en la edición 2004 del Festival Internacional de Poesía, en la sede de Belén, con gran éxito. Su visita, en aquel entonces, cuando el Taller de Poesía de la Asociación El Guapinol daba sus primeros pasos, fue de gran valor formativo, en especial, dada la integración del taller, para los jóvenes que posteriormente publicaron libros de poesía y narrativa de notable calidad. Conviene recordar, por ejemplo, entre aquellas publicaciones La vida de las cosas de Luis Fernando Gómez, Palabra Fósil de Marco Tulio Alfaro.
Joaquín Pérez Azaústre nació en Córdova (1976) y, no obstante su juventud, tiene una vasta producción literaria. En poesía destacan, entre otros trabajos: Una interpretación, Premio Adonais (2001), Delta (2004), El jersey rojo, Premio Internacional Fundación Loewe Joven Creación (2006), El precio de una cena en Chez Mourice (2007), Las Ollerías, Premio Internacional de Poesía Loewe 2011 y Vida y leyenda del jinete eléctrico, Premio Jaime Gil de Biedma (2014). En narrativa escribió Carta a Isadora (2001), América (2004), El gran Feltón (2006), La suite de Manolete, Premio Fundación Unicaja Fernando Quiñonez y Los nadadores (2012).
En la actividad participaron aproximadamente veinticinco amantes del arte literario y poético. Fue un encuentro lleno de intercambios, calidez, interrogantes y lectura poética. Las intervenciones fueron de mucha diversidad: las motivaciones que llevan a escribir al poeta, a quiénes dirige el poeta su obra, la organización de la producción poética y narrativa, los temas más recurrentes en la obra, el papel de la historia en la creación narrativa, etc. En resumen, Joaquín con una generosidad inigualable habló con encanto y claridad acerca de sí mismo, de su obra, de sus planes, de su vida actual que se mueve entre Madrid y Argelia y de sus autores favoritos.
Este convivio fue una forma, de las muchas que ha propiciado la Asociación Cultural El Guapinol, en particular el Taller Literario, para ampliar y fomentar visiones más integrales del mundo y del papel del ser humano en este. Coincide, por tanto, con uno de los principios de la Asociación que apunta hacia el intercambio entre culturas para amalgamar y potenciar los valores de la cooperación, el entendimiento, y la solidaridad entre los pueblos. Compartimos de su extensa obra, el siguiente poema:
El peso de una hoja.
Esta madrugada he visto el cielo caoba
apenas espesado en las cornisas.
Alguien ha dicho que a los veinte años
es posible haberlo vivido casi todo,
y tenía razón : cierto traficante de armas muy famoso
dejó de escribir antes de cumplir los veinte.
El balance no es una exclusividad octogenaria
sino un reducto ágil
venido a gatearnos como una dama en celo.
Hoy hago recuento: sólo una sonrisa,
Pequeña y minuciosa
como la flor de nácar del almendro.
