Anécdotas de La Ribera
Gaspar Rodríguez Delgado
Desde hace un tiempo, un grupo de belemitas se ha encargado de recopilar algunas historias y frases populares de nuestro cantón. Pues, es mi deseo hacer mi contribución, especialmente de alguna sabiduría de pueblo que encontré en La Ribera, ya que en este distrito tenemos personajes con un gran ingenio para estas cosas, pero se han mantenido con un perfil bajo y es mi pretensión darlos a conocer, espero les guste.
La otra más fea…
Del primero que haré mención es del señor Joseana Rodríguez, que decía por ejemplo, “pobrecita la gente con la demás gente”, o, “uno pobre ni plata tiene” o por ejemplo, refiriéndose a las hijas de un señor del pueblo que no eran muy favorecidas por su belleza, él decía, “las hijas de fulano; una es fea y la otra más fea”. Tiene ese señor más cuentos pero no se pueden decir aquí.
Santa Madre
Tenemos también a don Carmen Moya, conocido como “Cuco” que para referirse a sí mismo decía, “mi persona”, entonces esta frase es muy común y cuando nos referimos a nosotros mismos manifestamos la famosa frase “mi persona dijo Cuco”.
En una ocasión, estando Cuco en un bar (le gustaba tomarse unos refrigerios), a un amigo de cantina se le ocurrió preguntarle, don Cuco dígame una cosa, ¿a quién se le ocurrió ponerle a usted el nombre de Carmen, y muy enojado le contestó, “a mi santa madre ijue#@%ta ¿Por qué?.
Le robaron el caballo
Teníamos también otro personaje que le decíamos “Coyareja”. Ni idea tengo de su nombre, este señor, aparte de ser muy ingenioso, dicen que era amigo de lo ajeno. En una ocasión le robó el caballo a don Hernán Zamora y se lo llevó para La Cañada y ahí lo escondió. Como a los tres días llegó donde don Hernán y le dice, “don Hernán, me contaron que le robaron el caballo”. -”Sí”- le contestó. -”diay si usted quiere yo le hecho una buscadita por ahi, por La Guácima y San Rafael, a ver si lo encuentro”. Como a los cinco días aparece Coyareja con el caballo, “viera don Hernán lo que me costó encontrar este animal, pero yo creo que con unos 15 pesos yo quedo contento”, y ahí va don Hernán y le da los 15 pesos.
Al tiempo, vuelve a suceder lo mismo; llega otra vez el hombre y se repite la historia, entonces alguien se dio cuenta del asunto y le contó a don Hernán lo que estaba sucediendo, pero viéndose sorprendido por el ingenio de Coyareja, don Hernán siguió dándole el dinero por un tiempo más. Sin embargo después de un buen rato don Hernán le dice a Coyareja, “ya sé lo que estás haciendo, pero por favor ya no lo hagas más, que me vas a arruinar” y ya no sucedió más.
Negocio buenísimo
En aquellos años, llegaron a la casa de mi tío Julio una persona trabajadora y muy sencilla (a primera vista). Resultó que eran unos falsificadores de dinero y le dijeron, “mire don Julio, le venimos a proponer un negocio buenísimo, pero esto hay que tratarlo con mucha discreción”. Allá va mi tío con los señores detrás de la casa a un terreno que tenía y le exponen detalladamente el asunto. Cuando llegaron de vuelta a la casa les dice mi tío, “dígame una cosa, si el negocio es tan bueno, ¿por qué no lo hacen ustedes?”, los señores se quedaron sin habla y se fueron.
Tengo más cuentos de estos, pero sobre todo lo que me queda por contar son dichos. Quiero terminar con una reflexión de “Chato” Oviedo, él era muy pobre y decía: “ yo soy tan salado, tan salado, pero tan salado, que se viene una peste de pobres y yo me quedo vivo”.