Al Señor Alcalde no lo dejan trabajar
Danilo Pérez Zumbado.
El Alcalde Alvarado afirma siempre que “no me dejan trabajar” y “me atraviesan el caballo”. Acusa con frecuencia al PIBE y en ocasiones al PAC y a Liberación porque le hacen la vida imposible. Él es la víctima. Así disimula y justifica sus propias incapacidades. Y junto a él, “Belén al Día” repite incansablemente las mismas imputaciones. Tales reiteraciones, sin fundamento, dejan en la percepción de algunas personas imágenes que desvirtúan el trabajo real de los partidos.
¿Por qué elegimos, en votación popular, a la figura del alcalde? Porque se requiere un gerente de alto nivel y un líder político. No elegimos a un niño antojadizo que se pase quejando de las “maldades” de sus compinches. Es el primero que debe demostrar destreza política en los avatares del gobierno local. Esta obligación es mayor si se dispone de solo un regidor municipal, como lo ocurre actualmente al PUSC. Si un alcalde negocia teniendo mayoría en el Concejo, con mucha mayor razón debe hacerlo si es una minoría. El Código Municipal otorga al Alcalde la elaboración del proyecto de presupuesto de cada año con el apoyo de la administración y concede al Concejo Municipal, conocerlo, realizar modificaciones y acordarlo. El Señor Alvarado debería, entonces, demostrar su capacidad gerencial para plasmar el programa de campaña y su liderazgo político, para convencer, mediante el diálogo y la concertación, a las fuerzas políticas del Concejo sobre la justeza de sus propuestas. Y esto no lo ha hecho en nueve años de administración. Conviene recordarle al Presidente Daniel Oduber, (1974-1978), quien fue paralelamente su propio ministro de la presidencia, pues se pasaba en la Asamblea Legislativa negociando y convenciendo a adversarios de las bondades de sus proyectos de gobierno.
Esta obsesión de calificar de “negativistas” a otras fuerzas políticas es una cortina de humo para disfrazar su incapacidad política. ¿Qué persona con “dos dedos de frente” creerá que los partidos de oposición son tan torpes como para dedicar cuatro años, a oponerse por oponerse?, ¿supone que los adversarios no tienen una pizca de entendimiento para discernir entre un proyecto de beneficio comunal de otro que favorece estrictamente a pequeños grupos de poder?
Los presupuestos del 2015 y 2016 son un buen ejemplo. En el 2014, en la sesión última para que el Concejo Municipal acordara presupuesto, el Señor Alcalde presentó para el 2015, un proyecto que dejó sin partidas a varias organizaciones sociales que cumplían los requisitos establecidos (aprobación por los Concejos de Distrito, por ejemplo). Esto produjo diferencias en el Concejo. El Presidente Municipal presionó afirmando que, de no acogerse las modificaciones, levantaría la sesión. El Señor Alcalde Alvarado protestó airadamente y afirmó que levantar la sesión era una grave irresponsabilidad pues implicaba que la Controlaría no aprobaría el presupuesto y dejaría a la Municipalidad amarrada al presupuesto del 2014. Después de varias discusiones, el presupuesto fue acordado.
En octubre del 2015, Don Horacio mandó su proyecto para el 2016, de nuevo eliminó partidas a varias organizaciones sociales y aumentó desmedidamente la partida de Comunicación; no se presentó a negociar asunto alguno, y dejó que el Concejo acordara el presupuesto según sus criterios. Luego, desoyendo los cambios acordados por el Concejo, envió, junto al presupuesto acordado por éste, su propio proyecto, a sabiendas que la Contraloría no aprobaría el presupuesto del 2016, como efectivamente ocurrió. En esta oportunidad, el Alcalde no protestó airadamente y dejó claro su responsabilidad política pues incumplió “ex-profeso” los deberes ante el Concejo Municipal. Su decisión implica para el Municipio pérdida de tiempo y de recursos y dificultades para cumplir con compromisos asumidos para el 2016. Ahora defiende demagógicamente las bondades de no haber aprobado el presupuesto del 2016. Si estaba tan convencido de las bondades del proyecto del 2015, entonces, ¿por qué no lo presentó como tal desde un principio? Esta comedia solamente puede explicarse por la falta de liderazgo y la típica actitud del niño caprichoso que hace lo que la da la gana.