Adultos mayores de Cristo Rey necesitan de su apoyo
Andrea Mora Hernández e Isabel Hernández González
redaccion@periodicoelguacho.com
En el Barrio Cristo Rey, cerca del límite con San Joaquín, un grupo de 32 adultos mayores llamado Los Alegres de Cristo Rey se reúne todos los jueves para bailar, conversar, jugar bingo, tomarse un cafecito y forjar lazos de amistad; a pesar de las necesidades.
Estas actividades sirven de apoyo emocional y psicológico para todos, ya que les permite aprender, divertirse y socializar con mayor facilidad.
Las mujeres encargadas de que esto sea posible son María Cristina Fernández Campos, coordinadora; Gerardina Campos Jiménez, tesorera y secretaria; María de los Angeles Montoya Vargas, cocinera; y María del Carmen Soto, colaboradora. Ellas son quienes desde hace una década se han esforzado, en los momentos más críticos, para que el grupo siga adelante.
Sus orígenes
Han existido tres grupos de diferentes personas que se han encargado de los adultos mayores. Uno de los fundadores del primer grupo fue Saturnino Ugalde Vargas; luego, lo coordinó José Manuel Segura, pero este se vio obligado a renunciar por motivos personales.
Ante esto, la doctora Teresita Matamoros y unos enfermeros de la clínica de San Joaquín se reunieron con doña Cristina y otras personas de la comunidad, para explicarles que necesitaban 25 colaboradores para que el grupo continuara.
En determinado momento, la situación económica era tan difícil que casi se vieron obligados a cerrar el grupo. Fue gracias a la intervención de doña Marta Montoya que pudieron mantenerse en pie. Ella convocó a las coordinadoras del grupo para decirles que había unas señoras de La Ribera que estaban anuentes a colaborar.
El impacto en la vida de los adultos mayores
“Este grupo ha sido de muchas bendiciones, porque ellos se sienten muy motivados aquí. Cuando se van a ir, quedan muy agradecidos y ni desean marcharse”, comentó doña Cristina.
Por su parte, Manuel González González, uno de los asistentes nos contó su historia:
“Yo tenía dos años que no salía de la casa. Antes, tomaba mucho guaro. Imagínese cómo estaba, que el doctor me dijo que yo ya no servía para nada. Luego, me dije que sí podía hacer algo y una prima me trajo hace tres años. Al inicio, venía con miedo y me decía ¿qué voy a hacer yo ahí?; por eso, no bailaba y no le hablaba a la gente. La primera vez que intenté bailar, me desmayé de la misma depresión que tenía. Después de que pasó todo eso, ahora es diferente. En el grupo, han hecho mucha oración por mí y yo también le doy muchas gracias a Dios porque es Él el que me tiene aquí”.
Una invitación cordial a todos los adultos mayores del cantón
El grupo está abierto a todas las personas mayores de 55 años que deseen incorporarse. Solo deben llegar un jueves a las 9:00 a.m. al Salón Comunal de Cristo Rey y llevar ¢1000 al mes y ¢500 cada jueves para el bingo. El dinero que recogen lo utilizan para comprarle un regalito a cada adulto mayor en las festividades. Sin embargo, si por algún motivo no pueden pagar, igual las puertas están abiertas.
“Yo les diría que se animen, que es un grupo que uno esta muy entretenido y se le olvida lo de la casa. Uno escucha las historias de todas las personas, dejan de estar metidos en las 4 paredes de la casa, por lo menos, es una vez a la semana que pueden aprovechar”, mencionó una de las integrantes del grupo.
El Guapinol y las municipalidades les brindan una mano
Una profesora de la Asociación Cultural El Guapinol les imparte diferentes lecciones, tales como baile o manualidades, a este y otros cuatro grupos de adultos mayores. Por medio del Guapinol, los adultos mayores han participado en una exposición de las manualidades que realizan con la profesora y, en el 2016, fueron parte de un libro que recopila las historias de sus aventuras en el cafetal. Sin embargo, toda la ayuda está en riesgo porque a esta organización le redujeron el presupuesto.
La Municipalidad de Belén les da un paseo todos los años, mientras que la de San Joaquín les ayuda con el almuerzo de la celebración del Día del Adulto Mayor, y unos vecinos de Cariari les mandan un regalito para esa fecha.
Aún faltan necesidades que cubrir y usted puede poner su granito de arena
“En este momento, estamos necesitando un cilindro de gas para poder cocinar. No tenemos vasos, tazas, cucharas, y ollas propias para servirles la comida”, indicó doña Cristina. Además, el salón donde se reúnen es prestado y no se encuentra en las condiciones óptimas para los adultos mayores.
Doña Cristina expresó que le gustaría que otros grupos de la comunidad se unan y se animen a apadrinar el proyecto; ya que para las señoras voluntarias de La Ribera es difícil asumir los costos de los almuerzos de todas las semanas. Además, las puertas están abiertas para talleres, charlas, entre otras actividades.
Por esta razón, si usted gusta ayudarles, se puede comunicar con Gerardina Campos Jiménez, la tesorera, al tel. 22-65-67-87.