Luchando con la enfermedad y la deshumanización: historia de un paciente de COVID-19 en Belén
Por Isabel Hernández González
isabel.hernandez@periodicoelguacho.com
El periódico El Guacho entrevistó a uno de los pacientes belemitas de COVID-19, para conocer su experiencia.
Su nombre no es relevante para esta historia, así que simplemente le llamaremos Juan. Él nació y creció en Belén, en La Ribera, como muchos otros, jugó bola en la plaza, saboreó los famosos helados de sorbetera, disfrutaba de una buena porción de pollo frito y nadó en las piscinas del Ojo de Agua. Es, lo que llamarían algunos, “un belemita de sepa”.
Él trabaja en el sector de transportes y, desde que todo empezó, seguía todas las recomendaciones del Ministerio de Salud y de la empresa para la cual trabaja. Pese a todo, un día perdió el olfato y esta fue señal para hacerse la prueba de Covid-19.
Para muchos, el contagiarse implica que las personas no siguieron las recomendaciones, pero esto no necesariamente es así. De acuerdo con los especialistas MacIntyre y Wang, en su artículo “Physical distancing, face masks, and eye protection for prevention of Covid-19”, publicado en la reconocida Revista Científica The Lancet, la posibilidad de contagiarse siempre está presente.
Además, indican que el permanecer a más de un metro de distancia reduce el riesgo de un 13% a 3% de posibilidades, el uso de mascarilla disminuye de un 17% a 3% y, probablemente, gracias a que Juan seguía estas recomendaciones no contagió a ningún cliente ni compañero de trabajo.
Él transmitió el virus a su esposa, su hijo y sus suegros; sin embargo, en cuanto supo el diagnóstico, guardó la cuarentena. Sus familiares, que no viven en su casa, le llevan la comida hasta el corredor; valga decir que ninguna de las personas que les han ayudado con este y otros mandados han resultado contagiadas.
Más allá de los síntomas físicos
A pesar de que Juan solo perdió el olfato, en el contexto de una pandemia, las implicaciones de la enfermedad transcienden lo biológico.
Cuando preguntó a los doctores qué debía esperar, le respondieron que se trataba de una enfermedad bastante impredecible: mientras algunos son asintomáticos, otros mueren; una persona con pocos o nulos síntomas, puede empeorar y terminar internada justo antes de que le den de alta.
Ante este panorama, como muchos otros, Juan se enfrentó a la incertidumbre de su propia muerte; mientras su esposa luchaba contra una fuerte depresión.
El impacto psicológico del Covid-19, está siendo estudiado en distintos países. En la revista Psychiatry and Clinical Neurosciences, Shigemura y otros especialistas indican que, en este contexto, las personas pueden llegar a sufrir trastornos específicos como estrés postraumático, trastornos de ansiedad, depresión y somatizaciones.
Afortunadamente, psicólogos y doctores del Ministerio de Salud llamaban a Juan hasta 3 veces al día, para darle seguimiento a su caso y al de su esposa.
Sin embargo, los rumores y la estigmatización de algunos vecinos estuvieron presentes desde el inicio. Aun cuando ellos han mantenido el aislamiento y existen videos de su calle que lo comprueban, no faltó quien los acusara de salir y hacer fiestas, usando fotos de años atrás, los tachara de irresponsables e, incluso, les deseara la muerte.
Varios pacientes de Covid-19 han sufrido la estigmatización. Las personas, ante el temor, tienen actitudes violentas e inhumanas, como el incendio ocasionado frente a un albergue en Turrialba, días atrás.
Por este motivo, la CIDH hace un llamado a respetar la privacidad, y las Leyes 8968 y 8239, sobre la protección de datos y de la intimidad, buscan resguardar a las personas de esta situación.
El perifoneo y la nota en Amelia Rueda
Con el apoyo psicológico, Juan y toda su familia habían sobrellevado bien todo, pero su estado volvió a ser crítico el día del perifoneo y de la publicación de una entrevista al alcalde en el medio Amelia Rueda, donde además de dar datos directos para identificarlo, repitió el rumor de que él hacía fiestas; pese a que existen videos que demuestran lo contrario.
“Eso a mí me indignó, mi esposa pasó llorando todo el día. Yo lloraba de la rabia ¿cómo él hace semejante barbaridad de exponerme a mí y a mi familia?, ¿cómo el alcalde se pone a repetir chismes en un medio nacional, sin tener ninguna prueba? Yo lo único que le pido es que desmienta públicamente lo que dijo, porque están atacándome a mí y a mi familia. ¿Cómo es posible que mi mamá y mi hija, que están sanas, tengan miedo de ir a la pulpería y que las ataquen?”, nos confesó Juan.
En las Oficinas Centrales del Ministerio de Salud le confirmaron que este acto ameritaba una denuncia formal y Juan decidió proceder.
Han pasado 15 días y el alcalde no presentó pruebas ni se retractó. Desde hace más de una semana, Juan junto con toda su familia pasaron a la lista de recuperados y hoy, manteniendo todas las normas y protocolos, Juan asiste diariamente a su trabajo.
Luego de todo lo que pasó, el mensaje de Juan es claro: “Esto no es para nada fácil, así que digamos no a la discriminación. Nadie está exento de vivir esto. No hagamos más doloroso un momento tremendamente difícil para las familias afectadas”.