noviembre 24, 2024

Zaira Pérez Zumbado

Una noche de mayo hace cinco años, se realizó en El Sesteo un homenaje al cantor especial de Belén que recientemente había fallecido. Fue un acto cultural muy hermoso y participaron sus sobrinos, algunos de sus hermanos, su hija y varios de sus amigos. Hubo música, canciones; presentaron un vídeo que también fue hecho por uno de los hermanos, gracias a él tuvimos la oportunidad de escuchar nuevamente a Paco.

Esa noche, el cantor nos acompañó y nos deleitó con su bella voz. Casi al finalizar el evento, a uno de los asistentes se le ocurrió decir:

—¡Compañeros! Todos los que estamos aquí sentimos mucho aprecio por Paco, por eso los invito a que escriban un poema dedicado a él.

Entonces, varios jóvenes tomaron una servilleta y se pusieron a escribir; más tarde, se dispusieron a leer lo que habían escrito. Este fue un acto muy emotivo. Los sentimientos y la emoción que expresaron me motivaron también a mí a dedicarle a Paco estas palabras, que titulé:

Herencia

De los labios manaban

fulgores de ambrosía

mágicos relámpagos

poblaban su mirada.

 

Una mañana de abril

Sin intención pisó la raya.

Amparado en cánticos,

penetró en el túnel

que esfumó sus días.

 

No existe ya más acuerdo  

entre el canto y el aplauso.

Pero su melodía acaricia

el  espíritu, hace palpitar

su existencia.

 

El jilguero llegó a la meta.

Y en el borrón del camino

dejó colgada la herencia:  

una sirena de cuerdas

y el rojo péndulo

del amigo sincero,

transparente.

Con cariño para Paco

20 de abril de 2013

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