septiembre 18, 2024

La Academia Artística Belemita: 50 años desde su fundación

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Presentación del grupo de danza. Foto cortesía.

Presentación del grupo de danza. Foto cortesía.

La Academia Artística Belemita, empezó a funcionar a partir de la primera semana de enero de 1974, a raíz del entusiasmo de muchos integrantes del coro que configuramos el profesor de música del Liceo de Belén (recién fundado), más la iniciativa del “Quijote Belemita”, don Gonzalo Sánchez Villegas, y, por supuesto, el apoyo incondicional del padre Blas, quien gentilmente nos prestó un galerón de madera situado al fondo de la Casa Cural. 

El coro ensayó villancicos durante casi 3 meses para cantar la famosa Misa de Gallo del 24 de diciembre a medianoche de 1973. Algunos de sus integrantes dieron inicio a las primeras lecciones de guitarra, flauta dulce, canto y, así sucesivamente, se fueron generando otros talleres tales como: dibujo, pintura, escultura, danza y, por último, teatro.

Tiempo después, con el aumento de la población estudiantil, tuvimos la dicha de trasladarnos al edificio que compartía la Cruz Roja en el llamado (Teatro Belén) y nos cedieron tanto el escenario y parte del local y del corredor de afuera para ensayos y talleres de Artes Plásticas que incluía pintura, dibujo, acuarela  y escultura. Esta última la impartía nada menos que el gran maestro nacional: escultor Aquiles Jiménez. 

Acto seguido, nos prestaron el edificio esquinero, llamado “de las monjas” durante unos 3 años donde estuvimos a cuerpo de rey por lo cómodo y seguro.

Lamentablemente, en 1982, fuimos desahuciados por las autoridades de la iglesia católica para ubicar de forma imperativa a la congregación de las Agustinas Recoletas, y ninguna autoridad o grupo quiso asumir o dar continuidad a esta modesta institución de educación artística.

Para ese entonces, se consolidaron los grupos de danza, dirigido por la bailarina y directora Maestra Jeannette Sosa, de teatro y la filarmónica, instancia del Ministerio de Cultura que dotó a las comunidades de instrumentos. Estos grupos hicieron “casa aparte”, lo cual sembró la semilla modesta de lo que hoy es la Casa de la Cultura.

Durante algún tiempo sobrevivimos a base de rifas y aporte modesto de los alumnos. Luego, la Municipalidad nos colaboró dentro de su presupuesto para viáticos a profesores y compra de materiales didácticos. 

El destacado profesor Corrales fungió como Administrador y este servidor como Director Artístico.

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