marzo 29, 2024

 

A veces, para dimensionar la magnitud de un problema, hay que  ponerle  nombre y apellido,  ejemplo  es el caso de la joven, Daniela Zumbado, de 18 años, y su madre, Maria Isabel Delgado, a quienes por “vivir” en Alajuela se les ha hecho imposible acceder a una beca.

No estamos hablando que esta familia viva en Poás, en Zarcero ni mucho menos en  San Carlos, ellas dos viven en San Vicente, en el barrio en la entrada de Puente Mulas, una zona que, según los límites establecidos, es  Alajuela.

Una calle separa a Daniela Zumbado de una beca, si su casa estuviera a 20 metros de  su ubicación actual, técnicamente si seria belemita y  por ende tendría derecho a  asistencia socioeconómica de nuestro gobierno local.

Daniela es una joven ejemplar, participa en el equipo de gimnasia rítmica gracias al programa de Deportes para Personas con Condición de Discapacidad impartido por el Comité de Deportes de nuestra comunidad, gracias a lo cual en  varias ocasiones  ha salido del país  a representar a Belén, esto a pesar de que ella “no es belemita”.

Madre e hija tienen un fuerte arraigo con este cantón, es por eso que quizás no se les ha ocurrido ir a pedir una beca a la Municipalidad de Alajuela, un lugar que ya de por sí esta es muy lejano.

En otras ocasiones, Daniela gozó de una beca y de otros beneficios impulsados por el Área Social, pero en una visita de funcionarios municipales se “comprobó” que su vivienda no está en Belén, razones suficientes para negar una ayuda que muchas veces se queda corta ante tantas necesidades. La única manera de que esto cambie es que esta familia consiga otra casa que sí se “ubique” en Belén.

Este caso es razón suficiente para  tomar una decisión respecto a la indefinición de los límites entre Belén y Alajuela. No puede ser posible que un asunto  técnico como este provoque que se le niegue a una belemita una ayuda económica.

Nuestro ayuntamiento debería hacer una excepción, ante casos como el expuesto, pues este problema de los límites  debe verse desde su óptica humana y las graves implicaciones que tienen para las familias que viven en los territorios afectados, ya que, de todos modos, nuestro gobierno local tiene una fuerte presencia en las zonas del problema, brinda  servicios públicos como agua, seguridad ciudadana, mantenimiento de calles, asistencia social y mil cosas más. En esos barrios  el ayuntamiento de Alajuela no existe.

Que la falta de claridad con los límites belemitas no sea impedimento para brindar ayuda a quien lo necesite; que esto no sea una excusa para que no se arreglen calles o aceras. Los límites fueron creados para dividir, más la pobreza y la exclusión social no conocen de divisiones.

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