abril 19, 2024

Gaspar Rodríguez Delgado

 

Platón en su libro La República (si no fue él que alguien me corrija, ya que fue hace más de 40 años que leí esta reflexión) decía que el hombre busca la verdad o la felicidad de tres maneras: La primera con dinero, la segunda con éxito y fama, la tercera con sabiduría. Después de realizar un exhaustivo análisis de las tres, se que quedaba con la última porque con sabiduría podía obtener las dos primeras, pero una vez que fuera sabio de que le servirían las otras dos. El padre del razonamiento moderno, Renato Descartes, en sus Meditaciones Metafísicas nos explica que hay dos tipos de conocimiento el mediato y el inmediato.

El primero es el mediato, porque él media el intelecto (la razón, la mente, la inteligencia humana) y como este toma la información de los sentidos y estos nos pueden engañar, él no se fiaba de este. El segundo conocimiento (el inmediato) como su palabra lo dice, no hay medio este es directo, de Dios al hombre, a este le llamamos sabiduría. El hombre moderno es totalmente intelectual (agnóstico) y no considera para nada el conocimiento interior, a su ser interno, a su hombre espiritual, a hacer esto esta dejando de lado gran parte del conocimiento total, ya que con solo la razón el hombre no puede abarcar la totalidad de las cosas que le ocurren. Maquiavelo en su obra El Príncipe decía “la mitad de las acciones humanas las maneja el hombre, la otra mitad las maneja el azar”. A lo que él le llama el azar, para mí es Dios. Por ahí en algún momento de mi vida me encontré con una teoría que dice que, para que un asunto pase por el proceso de razón, necesita el juicio de la experiencia, para esto tiene que pasar, no solo una parte de la prueba si no todas las pruebas para dar por cierto y para eso se debe probar en todos los hombres de todos los tiempos (los que existieron, los que estamos existiendo y los que van a existir) lo cual es imposible. En cambio para nosotros los creyentes esto se da a través de Dios, que conoce, el pasado, el presente y el futuro. Aquí voy a traer un conocimiento que no es Occidental. La razón, la mente, el intelecto, la inteligencia humana son el vehículo del Yo, del Ego (soberbia, avaricia, envidia, ira, gula, lujuria y pereza) que mora en nuestra psiquis. Pongo un ejemplo la Palabra de Dios en nuestra razón, en nuestra inteligencia humana, es solo un conocimiento más, no sirve para nada, si acaso como una guía, como un método para vivir bien, pero si la interiorizamos la llevamos a juicio de nuestro verdadero ser, automáticamente, regresará, brotará, florecerá en nuestra mente, en nuestro centro emocional, en nuestro centro motor, en pensamientos, sentimientos y acciones iluminados, santificados, cristificados y se manifestarán en verdaderas obras de verdaderos Cristianos (obras eternas, no temporales). Podemos hacer la misma con todas las demás impresiones que llegan a nuestro intelecto, debemos interiorizarlas con el mismo resultado, si todos hacemos este proceso, nuestro mundo viviría en paz con nuestros semejantes, con nosotros mismos, con la creación y con Dios. Bajo el gobierno de la razón, el resultado es evidente, guerras, delincuencia, desorden social, destrucción del planeta, por tanto hagamos el cambio; pongamos nuestra inteligencia humana en manos de nuestro verdadero ser (tercer estado de conciencia) y seremos mejores personas. Como corolario tengo algo mas, la razón de la sin razón aunque un amigo me hablo de uno o dos significados, yo me quedo con el mío esta expresión para mí es que todos tenemos la razón de acuerdo a nuestros criterios o puntos de vista propios, pero al final con la razón nadie tiene la verdad, pues esta trasciende a la ya dicha razón. Lo exotérico del violín, es el material con el que fue construido, su forma, sus cuerdas, etc. lo esotérico lo interno de él es su melodía.

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